Manobook - Los Besos de Jacob -Biblioteca portátil Competitive Intelligence|Ad Analysis by SocialPeta

Manobook - Los Besos de Jacob -Biblioteca portátil Competitive Intelligence|Ad Analysis by SocialPeta

SocialPeta
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Competitive intelligence is the first step in our marketing intelligence work and one of the most important parts. Only when we understand the details of our competitors can we formulate a correct and effective marketing strategy.

In this report, SocialPeta analyzes the Manobook - Los Besos de Jacob -Biblioteca portátil's ad analysis from multiple aspects and helps you see the competitive intelligence of top grossing apps Manobook - Los Besos de Jacob -Biblioteca portátil.

Now, I'll tell you how to gain a competitive advantage by SocialPeta.

1. Basic Information of Manobook - Los Besos de Jacob -Biblioteca portátil

App Name : Manobook - Los Besos de Jacob -Biblioteca portátil

Logo

Manobook - Los Besos de Jacob -Biblioteca portátil-SocialPeta

OS : Android

Network : Facebook,Instagram,Messenger

Developer : CHANGDU TECHNOLOGY USA CO LTD

Publisher : Instagram,Facebook,30 Day Fitness Challenge - Workout at Home,YouCam Nails - Manicure Salon for Custom Nail Art,7 Minute Workout,Korean Food Recipes - 10k Recipes

Total creative ads during the time period : 4,716

Duration : 689

Popularity : 330,785

Check ASO Keywords of Manobook - Los Besos de Jacob -Biblioteca portátil

2. Manobook - Los Besos de Jacob -Biblioteca portátil’s Competitive Intelligence

what is competitive intelligence? Competitive intelligence is the most important part of our marketing. Only when we fully understand the overall situation of our competitors and the market can we make accurate judgments.

Before advertising, we usually use various tools, such as SocialPeta, to check the details of competitors' ads. In this report, we will analyze the recent advertising performance of advertiser Manobook - Los Besos de Jacob -Biblioteca portátil in detail to understand its advertising strategy.

Trend of Category

There are many types of creatives. We mainly analyze the trend of the ad creative category of Manobook - Los Besos de Jacob -Biblioteca portátil in the recent period. As of 2021-03-15, among the Manobook - Los Besos de Jacob -Biblioteca portátil‘s ad creative, the Html category's proportion is 0.0%, Video category's proportion is 95.65%, Playable Ads category's proportion is 0.0%, Image category's proportion is 4.35%, Carousel category's proportion is 0.0%.

Ad Network Analysis

The network that SocialPeta monitors can cover almost all mainstream channels in the world. Understanding the competitor's advertising channels is the first step in marketing work. According to the analysis of SocialPeta, we can see that in the date of 2021-03-15, Manobook - Los Besos de Jacob -Biblioteca portátil's the proportion of networks impressions are placed like this:

Facebook's proportion is 29.68%,

Audience Network's proportion is 23.66%,

Messenger's proportion is 23.36%,

Instagram's proportion is 23.3%,

's proportion is .

In the date of 2021-03-15, Manobook - Los Besos de Jacob -Biblioteca portátil‘s network with the most ads is Facebook and its proportion is 25.0%.

3. Top 3 Ad Creative Analysis of Manobook - Los Besos de Jacob -Biblioteca portátil

This is the detailed information of the top three ad creatives with the best performance among all ad creatives of Manobook - Los Besos de Jacob -Biblioteca portátil. We can see some advertising trends.

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Ad Details :

Headline :¡Empieza a leer en Manobook ahora!

Text :"Hola, ¿hablo con la señorita Bai?", preguntó el oficial. "Sí, es ella quien le habla", le respondió Emily. "Sus amigos, el señor Jack Gu y la señorita Rose Xu han sido arrestados por el presunto delito de prostitución. En su declaración, ambos insistieron en que habían acordado encontrarse en un hotel simplemente porque estaban en una cita casual. ¿Podría venir a la comisaría y testificar si ellos en realidad son pareja? Solo así podremos dejarlos ir...". La impactante noticia dejó a Emily tan anonadada que ni siquiera se pudo mover durante unos segundos. En su mente estaba luchando para tratar de pensar o formular una oración, pero no podía articular una respuesta para el oficial. En su confusión, no se había dado cuenta de que le había colgado sin querer la llamada, tampoco supo cómo le hizo después para recomponerse y pedir un taxi que la llevara hasta la comisaría. Una vez allí... Reconoció al instante a las personas sentadas en el pasillo. El hombre era su novio, Jack Gu y sentada a su lado estaba su amiga, Rose Xu. Estaban recostados el uno sobre el otro, como si fueran una pareja en plena luna de miel. Con las manos empuñadas y la ira creciendo en su interior, Emily caminó hacia ellos. Con cada paso que daba sentía como si sus pies se estuvieran volviendo de plomo. Los ojos de Rose fueron los primeros en cruzarse con los de Emily. "Amiga, lo siento mucho...", dijo ella con una mirada engañosa, fingiendo una disculpa nada convincente. Entonces, Jack se dio la vuelta y vio a su novia caminando hacia ellos. Sin pensarlo, apartó inconscientemente a Rose y se levantó a toda prisa antes de que Emily pudiera decir algo. "Hola Emmy", la saludó con una sonrisa nerviosa. Aterrorizado, evitó mirarla a los ojos y de repente perdió el valor para enfrentarse a ella. "Jack, cuéntale todo", dijo Rose. "No digas tonterías. ¡Basta! Esto es serio". Y en seguida, Jack fulminó con la mirada a Rose, advitiéndole que se callara o terminaría delatándolo. Luego, se volvió hacia Emily y le dijo: "Emmy, prometo que más tarde te lo explicaré todo, pero ahora necesito que le digas a la policía que somos inocentes". Su tono fue tan casual como si se tratara de algo de rutina. Entonces, extendió la mano para acercarse a ella, pero en lugar de corresponder a su gesto, Emily lo miró con disgusto y le dijo a secas: "Será mejor que tengas una buena explicación para esto". Después de cumplir con los trámites y requisitos necesarios, Jack y Rose fueron liberados y los tres salieron juntos de la comisaría. "Jack, ¿cómo pudiste hacerme esto? ¡Eres un imbécil!", gritó Emily enojada cuando salieron. "¡Escúchame, Emmy!", le suplicó Jack con el ceño fruncido mientras trataba de sostener su mano, pero ella no se dejaba tocar. "¡No quiero escuchar ni una sola palabra tuya! No después de haberte descubierto en el acto teniendo una aventura con otra mujer", le gritó a Jack. "¿Cómo te sentiste cuando el policía te acusó de haberte acostado con una prostituta? Si hubiera sabido lo que realmente estaba sucediendo, nunca habría venido a la comisaría a salvarte el pellejo". Emily se limpió las lágrimas que brotaban de sus ojos hinchados, que estaban llenos de ira y decepción. Sintió asco cuando pensó en el descaro que habían tenido al hacer que el oficial la llamara para sacarlos de allí. Si lo que querían era hacerla enojar ¡Ya habían logrado su cometido con creces! Avergonzado por las palabras de Emily, Jack le respondió bruscamente: "Sí, me acosté con Rose. ¿Y qué?". Después de escuchar eso, Emily sintió un mareo muy fuerte e incluso perdió el equilibrio por un momento, al tiempo que su estado de ánimo cayó en picada. Jack se le acercó para ayudarla, pero ella lo rechazó y lo apartó con asco. "¡Solo vete! ¡No quiero volver a verte!". En seguida, Jack sintió cientos de punzadas en su corazón. "Emmy", murmuró, y finalmente cambió su tono por otro más amable para decirle: "Las demás chicas no significan nada, tú eres la única a quien amo; eres la primera y la única". Las palabras de Jack atizaron los celos de Rose, pero fingió ser comprensiva e intentó persuadir a Emily con una voz gentil: "Emmy, él tiene razón. Tú y Jack están hechos el uno para el otro, yo nunca sería capaz de quitártelo...". "¡Cállate!", la interrumpió Emily con firmeza y rechinando los dientes. "¡No tienes derecho a decir nada! ¡Se acabó! Ya no somos amigas". "Emmy, por favor no me hagas esto...", suplicó Rose en un tono triste; pero sus ojos la delataban, pues revelaban su descaro y arrogancia. ¡Puras mentiras! De no haber sido por Jack ella nunca se habría hecho amiga de una mujer como Emily. Ahora que había logrado su propósito, poco sentido tenía seguir esforzándose en interpretar un papel que no quería. "Emmy, no te ahogues en un vaso de agua", dijo Jack impacientemente. "Juré que te amaría para siempre y que me casaría contigo, ¿qué más quieres de mí?". "¿Crees que me estoy ahogando en un vaso de agua? ¿Acaso tu manera de demostrar tu amor es acostándote con otras mujeres? Lo siento, pero ese tipo de amor no es lo que quiero en mi vida". "¿No te basta con que te ame a ti y solo a ti?". "No es suficiente, no lo es; el amor necesita fidelidad. ¡Pero es obvio que tú no me eres fiel!". Jack se echó a reír porque sus palabras le parecieron graciosas y tan ingenuas como las de un niño de tres años, y arguyó: "Emmy, soy el único hijo de mi padre, el patriarca de la familia Gu; eso significa que nunca tendré una sola mujer, no importa que esté soltero o casado. ¿Lo entiendes? Debes aprender a aceptarlo antes de casarnos. Cuanto antes lo entiendas mejor será para nosotros. Cuando ese día llegue, serás la única que ocupe el lugar como mi esposa. Otras mujeres vendrán y se irán, pero nadie te quitará tu puesto". En su cabeza, Jack imaginó que sonaba romántico y encantador, realmente esperaba que Emily se conmoviera con sus palabras y saltara a sus brazos. "¡Zaz!", de forma despiadada, Emily le dio una sonora cachetada. Jack inclinó la cabeza, para recomponerse, y sintió un dolor punzante en la cara. Bajo la luz de la calle se podía ver claramente que la mano de Emily había dejado una marca roja en su rostro. Todavía aturdido, Jack no podía creer lo que acababa de pasar. ¿Cómo se atrevía a abofetearlo? Rose estaba abrumada y se mantenía inmóvil. Cuando recobró el sentido, fingió preocupación al intentar revisar el rostro de Jack, pero él la rechazó de inmediato. "Emily, ¿qué es lo que te pasa?", gritó con enojo, mirándola con incredulidad y furia. Como había nacido en el seno de una familia acaudalada nunca había sido golpeado por nadie desde que llegó a este mundo. Al pensar en sus crueles palabras y su falta de remordimiento, Emily también temblaba de rabia. "Nunca me había dado cuenta de lo deplorable y arrogante que eres, hasta ahora". ¿Tener cientos de mujeres aún estando casado? ¿Cómo podía ser tan desvergonzado? Aunque lo estaba mirando, sus ojos le devolvieron una rara sensación de lejanía, como si en realidad nunca lo hubiera conocido. "Jack, tú y yo hemos terminado; lo nuestro ya se acabó". Exhausta y sin fuerzas para continuar con este drama, Emily solo quería marcharse. En su corazón se empezó a acumular el resentimiento, pero pronto se dio cuenta de que no tenía sentido permitir que este hombre alargara su miseria, porque si lo dejaba, él podría destrozar su vida. "¡No estoy de acuerdo con que terminemos así!", rugió Jack, quien de repente sintió miedo de perderla, como si estuviera a punto de perder algo valioso e irremplazable... Pero justo cuando estuvo a punto de correr tras Emily, Rose lo atajó por detrás y lo abrazó con fuerza. "Jack, no me dejes sola...". Habilidosamente, Rose colocó sus brazos alrededor de su cintura y lo acarició mientras trataba de persuadirlo: "En este momento Emmy está demasiado enojada como para pensar con claridad., no creo que haya sido su intención decir eso. Deberías darle algo de tiempo para calmarse. Después de todo, eres un buen partido, ¿cómo ella renunciaría a estar contigo?". Una vez que Jack comprendió lo que Rose había dicho, finalmente se calmó. La familia Gu era una familia prestigiosa con siglos de historia de prosperidad, concentraban en su seno el poder político de la ciudad, así que sus integrantes podían hacer casi todo lo que quisieran en Jingshi. Jack Gu era el único hijo y heredero de su padre, lo que mostraba su incomparable estatus en la sociedad. Aparte de eso, también era sumamente atractivo. ¿Cómo podría Emily encontrar a otro hombre como él? Lo mejor sería dejarla tomar unos días de descanso para calmarse y reconsiderar su relación. Mientras tanto, Jack pensó que ella debería ser consciente de que su paciencia tenía límites, a pesar de lo mucho que la amaba. ¡Le habría roto las manos a cualquiera que lo hubiera abofeteado de la manera en que ella lo hizo! Capítulo 2 Eres una mujer atrevida "Jack, me está dando frío". Con una sonrisa pícara, Rose continuó seduciéndolo, tratando de despertar a la bestia que había dentro de él. Su voz sonó tan tierna y dulce que ningún hombre podría haberse resistido. Inmediatamente, Jack envolvió sus brazos alrededor de la cintura de Rose y le dijo: "Bueno, metámonos en el auto para que entres en calor". Para él, acostarse con una mujer era tan común y mundano como comer. Sin embargo, Emily era su favorita. Y si bien llevaba mucho tiempo deseando tener sexo con ella, había reprimido sus impulsos carnales para darle su tiempo, pues quería que ella diera el paso antes de atreverse él primero. ... A pesar de que su relación apenas duró tres años, Emily se había entregado por completo a Jack. A ella le afectó mucho que su novio y su mejor amiga la traicionaran de esa manera tan traumática. Estaba demasiado aturdida y por eso decidió ir a un bar para despejarse. A eso de las 2 de la madrugada, Emily salió del bar, completamente borracha. Entonces se quitó los tacones y caminó tambaleándose por el medio de la calle. Entonces, unas luces deslumbrantes llamaron su atención. Confundida y perpleja, Emily se quedó paralizada sin saber qué hacer y solo le quedó mirar al Maybach negro que se dirigiía hacia ella. "¡Ay!", gritó Emily perdiendo el equilibrio y desplomándose en el suelo al tiempo que el auto frenaba justo frente a ella. Dentro del vehículo, el impacto del repentino frenazo hizo que la persona que estaba sentada en la parte trasera, quien estaba descansando con los ojos cerrados, saltara de su asiento. Él abrió los ojos y frunció el ceño en señal de disgusto. En seguida le lanzó una mirada inquisitiva a Sam, el conductor, quien también era su asistente. "¿Qué pasó?". "Señor Gu", respondió Sam con la frente perlada por el sudor. Entonces continuó: "Alguien apareció de la nada frente al auto, por eso frené tan bruscamente. Estoy seguro de que no atropellé a nadie, seguramente es un estafador que está fingiendo un accidente falso". "Ve y echa un vistazo". "Como usted ordene, señor Gu". Sam salió inmediatamente del auto para ver lo que había sucedido. Lo primero que logró ver bajo la luz de las farolas fue a una hermosa mujer tirada en el suelo, completamente inconsciente. Cuando Sam se acercó, no tardó en percibir el fuerte olor a alcohol que emanaba de ella. Esa chica no parecía ser una estafadora. "¡Oiga, señorita! ¡Despierte!". Al acercarse, se quedó conmocionado cuando reconoció quién era. '¿No es ella Emily Bai, la novia de Jack? ¿Cómo es que terminó aquí y en este estado?', se preguntó Sam para sus adentros. Afortunadamente, era él quien conducía el automóvil. ¡De haber sido otro, la habrían atropellado! Sam no se atrevió a tomar una decisión sin la debida autorización, por lo que se apresuró a consultarle a su jefe qué hacer. "Señor Gu, la persona que yace inconsciente frente a nuestro auto es la novia del señor Jack, la señorita Emily Bai. Al parecer se encuentra en un estado de ebriedad considerable...". Jacob Gu espabiló los ojos de inmediato. Él recordaba a la chica, Jack la había llevado en ocasiones a la casa y la había presentado como su novia. Se trataba de una chica encantadora que tenía una dulce sonrisa. Luego de un momento de duda, finalmente le ordenó a Sam: "Recógela y tráela al auto". En cuanto recibió la orden, Sam cargó a Emily con cuidado y la metió en el auto. Ella se sintió incómoda por la forma en la que la habían dispuesto en el asiento. Entonces murmuró algo ininteligible, abrió los ojos y luego miró inexpresivamente al hombre que estaba sentado a su lado con el ceño fruncido. "¿Quién eres…?", preguntó. Jacob se volvió hacia ella y la miró pero no dijo nada. Finalmente, Emily abrió por completo los ojos y lo reconoció. "¿Ja... Jacob? ¡Eres... eres tú!", tartamudeó. Pero Jacob la ignoró y le pidió a Sam que condujera hasta la casa de Jack. La sola mención de ese nombre hizo que Emily se enfureciera al instante. "No quiero ir a su casa. ¡Él y yo ya no somos nada!". "¿Terminaste con él?", le preguntó Jacob, sorprendido pero sin demasiado interés. "Sí, hemos terminado...", sollozó Emily. Las lágrimas brotaron de sus ojos en cuanto recordó lo que había sucedido ese día. Entonces se derrumbó y continuó: "Jack se acostó con otra mujer... ¡Y estuvo detenido en la comisaría bajo sospecha de incitación a la prostitución!". Ella describió la situación en un tono serio, sin darse cuenta de que hablaba ingenuamente como una estudiante de primaria quejándose de su maestro. Al escuchar sus palabras, Jacob entrecerró sus grandes ojos y pensó: '¿Prostitución? Se nota que Jack lleva bastante tiempo sin ser disciplinado'. De hecho, nunca había sido muy estricto con su sobrino, pues en realidad no compartían la misma sangre. Poco le importaba si le había sido infiel a su novia o que tuviera muchas amantes, pero que manchara el apellido de la familia Gu con una acusación por incitación a la prostitución era demasiado. '¡Jacob, tienes que darle una buena lección a ese chico!', pensó. Cuando Emily se percató de que seguía ignorándola, con gran enojo hizo hincapié en sus palabras. Ella asumió que él no había escuchado lo que le había dicho, por lo que se acercó a Jacob, aferrándose al cuello de su camisa y le dijo: "¿Escuchaste lo que te acabo de decir?". Jacob frunció el ceño y se quitó sus manos de encima, haciéndola perder el equilibrio y caer de bruces sobre su regazo, cerca de su parte íntima. Como era de esperarse, cuando ella abrió la boca para respirar, el olor a alcohol combinado con su cálido aliento se extendió por su regazo, que apenas estaba cubierto por dos capas de tela muy fina. Cuando Jacob sintió el calor en esa zona, se quedó sin poder respirar por un momento. "¡Deberías darle una lección a tu sobrino!", exclamó Emily con una voz dulce y seductora; gracias a esa voz era que siempre quedaba prendada en los corazones de los hombres. "Primero debería dártela a ti", dijo Jacob, apartando su cabeza y luego le susurró con voz ronca: "¡Levántate!". ¿Cómo se atrevía a seducirlo en su propio coche? ¿Estaba haciéndolo a propósito? "¡Jack es un bastardo! ¡Y tú seguramente también lo eres! Todos los hombres de este mundo son unos imbéciles...", expuso Emily, apoyándose contra él en vez de sentarse apropiadamente en su asiento. Actuaba como una niña terca que se había vuelto rebelde. Bajo otras circunstancias, ella no se habría atrevido a mirar a Jacob porque tenía miedo de su crueldad. Pero ahora, y gracias a la influencia del alcohol, estaba siendo completamente imprudente y decía cualquier tontería que se le ocurría sin considerar las consecuencias. "El muy descarado me dijo que si quería estar con él tenía que acostumbrarme a sus infidelidades. ¡A la mierda con ese imbécil desvergonzado!", maldijo Emily enojada, quien después canalizó su ira hacia Jacob: "Es muy probable que seas igual que él... Tú también eres CEO de una gran compañía, así que debes estar rodeado de aduladoras todo el tiempo, tantas como para llenar un estadio de fútbol...". Jacob comenzaba a perder la paciencia y poco a poco fue apareciendo un destello de ira en sus ojos. En ese instante se dio cuenta de lo difícil que era deshacerse de una mujer borracha. Trataba de alejarla, pero ella seguía cayéndose y aferrándose a él como si fuera un chicle. Emily había perdido el sentido de la vergüenza, pero su imprudencia fue más allá. Entonces, extendió las manos para apoyarlas sobre sus hombros y, con una sonrisa estúpida en su rostro. Esa fue la gota que rebosó el vaso. Ahora ella estaba metiéndose con su orgullo y virilidad y eso hizo que Jacob perdiera la paciencia. Sin embargo, Emily no mostró ni un ápice de miedo. Más bien le sonrió y lo miró a los ojos. Sus hermosos ojos eran hipnóticos y, a pesar de que ahora sus pupilas estaban dilatadas y apenas se podían apreciar, seguían luciendo demasiado atractivos como para ser reales, brillaban cuales diamantes bajo la luz de la luna. Retazos del reflejo de Jacob bailaban en el iris de sus ojos, como si él fuera lo más preciado en ese mundo para ella. Capítulo 3 Ella se merece esto "Señor Gu, hemos llegado a la Mansión Theodore". Esa era la residencia de Jack, donde vivía solo desde que había cumplido su mayoría de edad. Jacob mordisqueó los labios de Emily y después los apartó con cuidado. "Da la vuelta y regresa a la Mansión Tyrone", le ordenó a su asistente. Su voz daba a entender que estaba disgustado. "¡Como usted ordene, señor Gu!". Si bien Sam no se atrevió a mirar, era lo suficientemente inteligente como para deducir, por el ruido que escuchaba, lo que estaba sucediendo en la parte posterior del auto. 'Si la señorita Bai es la novia del señor Jack, ¿por qué el señor Jacob está...?', se preguntó Sam, quien seguía oyéndolos besarse en la parte trasera del coche. En ese instante deseó ser sordo para no poder escuchar lo que estaban haciendo. El auto iba a toda velocidad y no tardaron en llegar a la Mansión Tyrone. Jacob ayudó a Emily a salir del auto y la llevó adentro. Entonces la cargó cuidadosamente y la ayudó a subir las escaleras para llevarla al dormitorio principal. Emily estaba tan cansada después de tener un día tan ajetreado que en cuanto vio la cama quiso irse a dormir. Sin embargo, Jacob necesitaba saciar el ardiente deseo que sentía por Emily, quien había logrado despertar su lado lujurioso. Entonces, como era de esperarse, tuvieron su aventura de una noche... Al siguiente día por la tarde, Emily se despertó de un largo y profundo sueño. Le dolía todo el cuerpo, como si en la noche anterior un tren la hubiera atropellado. Entonces miró a su alrededor para ver si había alguien más en la habitación y descubrió que se encontraba sola. Tumbada en la enorme cama, miró inexpresivamente el exquisito diseño de los grabados que estaban en el techo; fue entonces que los fragmentos de las escenas vividas la noche anterior se filtraron lentamente en su mente, uniéndose como piezas de rompecabezas y formando una imagen indescriptible... ¡Pum! De un momento a otro, su cabeza explotó al recordar todo. '¡Creo que anoche me acosté con un hombre! Y ese hombre es... ¡Es el tío de Jack, Jacob! ¡Dios mío!', pensó ella completamente conmocionada. Jacob acababa de cumplir 27 años. Aunque Jack y su supuesto tío no compartían la misma sangre, ella siempre lo consideró y respetó como si fuera el verdadero tío de su novio. ¡¿Cómo pudo suceder eso entre ellos?! Ahora Emily lamentaba con todas sus fuerzas haber ido a aquel bar la noche anterior; si no se hubiera emborrachado nunca se habría encontrado con Jacob en el camino y ellos nunca habrían... ¡Todo esto era su culpa! De repente escuchó que alguien llamaba a la puerta y casi le da un ataque al corazón. '¿Qué debo hacer? ¿Cómo voy a hacer para dar la cara ante este hombre ahora?'. Antes de que consiguiera ordenar sus pensamientos, la voz de una sirvienta irrumpió desde afuera y le preguntó: "Señorita, ¿ya se despertó?". Escuchar la voz de la sirvienta fue un gran alivio para Emily, ya que al menos no era Jacob. "Sí, entre, por favor". "Señorita, le traje algo de ropa limpia". Avergonzada, Emily frunció el ceño. Tenía la intención de rechazar el ofrecimiento de la sirvienta, pero al ver el estado en el que estaba su ropa en el suelo, se sonrojó y le respondió en voz baja: "¡Gracias!". Luego de dudarlo por un momento, finalmente le preguntó: "¿Dónde está el tío...? Perdón, ¿el señor Gu?". "El señor Gu fue a su compañía". La criada envidiaba a Emily porque era la primera mujer que Jacob llevaba a su casa. Se sentía celosa y por eso no le dio el mensaje que él le había encomendado darle. Inmediatamente, Emily se dio cuenta de la desagradable actitud de la mujer y dejó de hablar con ella. Una vez que la sirvienta salió de la habitación, se vistió a toda prisa, llamó a un taxi y salió de la Mansión Tyrone antes de que Jacob regresara. Él llegó justo después de que el taxi partiera y se sintió decepcionado al llegar y encontrar su habitación vacía. Al cabo de rato, Jacob tiró de la sábana, la cual todavía estaba tibia y olía a Emily; en ella pudo ver unas manchitas de sangre que dejaban en claro que él había sido el primer hombre con quien se había acostado. En seguida apartó la mirada de la sábana y las imágenes de la noche anterior acaecieron en su mente. Como hombre adulto que era, pudo haberla rechazado, pero en lugar de hacerlo, se dejó llevar por sus instintos. Tenía que admitir que había sido seducido por Emily. El autocontrol del que se había jactado toda su vida se había desvanecido por culpa de esa mujer, cuya timidez había despertado a la bestia que llevaba mucho tiempo dormida en su interior. Anoche la había hecho suya para perderse en su deseo una y otra vez... Como ella fue quien despertó a la bestia, ahora no tenía forma de escapar de él. ... Cuando salió de la Mansión Tyrone, Emily no fue a trabajar sino que llamó a la compañía y pidió permiso para faltar ese día. Entonces regresó a su departamento y durmió hasta la mañana siguiente que tuvo que despertarse para ir al trabajo. Cuando llegó a la compañía y vio el Aston Martin de Jack estacionado justo en la entrada, auguró que tendría un día largo y difícil. Rose salió del coche con elegancia, calzando unos fabulosos tacones de aguja y esbozando una dulce sonrisa. Cuando Jack salió del auto, ignoró intencionalmente a Emily y se acercó a Rose para darle un beso ardiente y apasionado frente a todos. Rose se quedó prácticamente sin aliento, pues no se esperaba que actuara de esa manera. "Jack, todos nos están mirando. Detente...", dijo ella con picardía mientras acariciaba con sus manos el pecho varonil de Jack. En seguida, él envolvió su pequeña cintura con sus brazos y le respondió con una sonrisa insinuante: "Eres una mojigata". Emily miró con desprecio a las personas que los observaban embelasados, y cruzó la puerta de la compañía sin mirar atrás. Jack había hecho eso a propósito para enviarle un mensaje a Emily, pero para su desgracia, ella no le hizo demasiado caso y se fue caminando despreocupadamente. Su indiferencia lo desanimó aún más e incluso lo puso algo triste. "Muy bien, ya me voy". Casi de inmediato, Jack apartó a Rose como si ella no significara nada para él, y se subió a su auto para irse. Desde aquella noche hasta ahora, no había sentido ni una pizca de remordimiento por lo que había hecho. Teniendo en cuenta su posición social, jugar con mujeres era un asunto trivial para él; además, ¿cuál era el problema? De todas formas terminaría casándose con Emily y nada lo haría cambiar de parecer. Esa era la mejor versión de sí mismo que tenía para ofrecerle. Lo que había hecho frente a Emily había sido por su propio bien, pues si no podía tolerar ese tipo de situaciones, ¿cómo podría convertirse en su dedicada y amable esposa? En la Compañía Hogan. Emily decidió eliminar el recuerdo de aquella experiencia traumática para enfocarse en su trabajo, pero de una forma u otra siempre había alguien o algo que se lo impedía. "¡Hola, Rose! ¿El señor Jack terminó con Emily? ¡Mira lo triste que se ve!". "¡Sí, tú y el señor Jack se ven mejor juntos!". "¡Lo sabía! No sé cómo el señor Jack pudo soportar a una mujer tan falsa como ella durante tanto tiempo. Rose y Jack hacen mejor pareja...". Escuchar los halagos y elogios de sus compañeras aumentó el ego de Rose y complacieron su vanidad. Sin embargo, fingió estar disgustada y les pidió a todos: "¡Basta! Emily y yo somos buenas amigas. No quiero que sufra...". "¿Ya terminaste?", le preguntó Emily mirándola con desprecio. Luego continuó: "Si ya lo hiciste, por favor, deja ser tan repulsiva". "¿Cómo puedes decirme eso?", le preguntó Rose mordiendo su labio inferior. Ella no estaba dispuesta a permitir que Emily le hablara de esa forma. Todas las personas que se relacionaban con Rose tenían un carácter voluble y eran maliciosas, por lo que recurrieron a la provocación y dijeron: "¡Dios mío! ¡Miren la actitud de esta mujer! ¡Rose, no tienes que ser tan educada con ella! ¡Ella se merece lo peor!". --------------------------------------------- Descargue la APP Manobook y continúe leyendo.

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Text :Marina se detuvo en la entrada del hotel, tal como estaba indicado en su nota adhesiva. Una vez que verificó que la dirección fuera correcta, salió del auto y fue directamente hacia la recepción del hotel.

Donde mostró su identificación. El empleado del hotel revisó los mensajes de los huéspedes y le dijo que había un Sr. Xie, que había pedido a los representantes del Grupo JS que subieran para reunirse con él en su habitación.

"Puede ir a la habitación 5022", dijo el empleado respetuosamente.

"¡Gracias!", respondió y luego se dio la vuelta para salir del área de recepción.

En la zona VIP, Marina miró a su alrededor, buscando la habitación 5022. Estaba nerviosa, le temblaban las manos y temía que si decía algo inapropiado o incorrecto, su cliente podría negarse a firmar el formulario de pedido. '¿Cómo se verá mi cliente?', se preguntó; no podía darse el lujo de perder un pedido tan caro por nada del mundo.

Marina se tropezó con un botones que estaba limpiando el pasillo y se disculpó rápidamente por su descuido.

Este le sonrió y dijo: "No importa, señora".

Luego se fue, dejando a Marina con su búsqueda. Su mente se quedó en blanco, y ya había olvidado el número exacto de la habitación que estaba buscando.

Parada entre la habitación 5021 y la 5022, no tenía idea de a qué puerta debía llamar. Ambas eran idénticas y lamentó no haber escrito el número de la habitación en su nota adhesiva.

Marina finalmente se decidió a llamar a la puerta 5021.

Cuando estaba a punto de estirar la mano y tocar, esta de repente se abrió desde adentro.

Ella estaba preparada para preguntar si el hombre o la mujer que abriera la puerta era su cliente.

"Disculpe", dijo, pero después de abrir la boca, rápidamente detuvo su pregunta a la mitad cuando vio el rostro familiar frente a ella, quedándose boquiabierta allí mismo.

Fede estaba a punto de abandonar el hotel cuando abrió la puerta y vio el rostro conocido con el que había estado soñando todas las noches durante los últimos cinco años. Su única reacción fue permanecer de pie en la puerta, vestido con su uniforme limpio, petrificado. Nunca pensó que Marina; su ex esposa y la mujer que tanto amaba, aparecería repentinamente en este hotel. ¿Dios habría sentido pena por su dolor y tristeza, apiadándose finalmente de él?

Marina también se sorprendió ante el hombre que encontró parado frente a ella; este tenía los mismos rasgos que su hijo, pero su rostro parecía ser más serio y complicado. Era un rostro que alguna vez había sostenido entre sus manos.

Ambos se quedaron quietos, examinándose detalladamente con la mirada sin hablar; pero al mismo tiempo, parecían compartir y hablar sobre sus experiencias y pensamientos en los últimos cinco años que habían estado separados.

Finalmente, Marina fue la primera en salir del trance y se dio cuenta de que Fede no era el cliente que estaba buscando. '¿Por qué estoy parada aquí?', pensó. No pensaba volver a ver a ese hombre jamás; lo único que quería en ese momento era darse la vuelta para salir corriendo lo más rápido posible.

Pero antes de que tuviera la oportunidad de hacerlo, Fede ya había adivinado sus pensamientos y extendió la mano para tomarla del brazo y llevarla a su habitación.

Una vez dentro, empujó el cuerpo de su ex mujer contra la pared, con una mano sosteniéndole el brazo y la otra apretando su cuello: no podía odiarla más.

"¿Estás huyendo de nuevo?", le preguntó con frialdad y lleno de furia.

A una distancia tan cercana, Marina no se atrevía a mirarlo a los ojos, así que simplemente apartó la vista, sabiendo que no podía defenderse.

Federico no estaba satisfecho con esta evasión, y giró su rostro hacia el suyo, de forma que sus ojos pudieran encontrarse.

"¿Qué pasa? ¿No quieres verme?", se acercó agresivamente a Marina, hasta que su rostro estuvo a tan solo un centímetro de su nariz. Su aroma no había cambiado, y él recordó todas las veces que se había perdido en este. Se dijo que debía mantener la calma y ser razonable, a pesar de llevar los últimos cinco años odiando a esta mujer. ¿Cómo podría olvidar la manera en que esta lo había abandonado?

Marina miró la cara distorsionada de Federico y sintió miedo. "¡Me estás lastimando!", gritó, "¡Suéltame!".

"¿En verdad crees que eso es posible?", preguntó él. Desde el momento en que abrió la puerta y se encontró con ella, no había podido dejar de mirar su rostro: podía haberla despellejado y comido viva, solo para aliviar el dolor que se había acumulado en su corazón en los últimos cinco años. "Me dejaste hace cinco años, sin ningún aviso. Y ahora regresas y me buscas en mi habitación de hotel. ¿Por qué?".

El corazón de Federico estallaba de dolor, como si lo estuvieran apuñalando varias veces con un cuchillo afilado. Nunca se había recuperado de aquel golpe tan duro, pero ahora estaba sosteniendo a la mujer en sus brazos nuevamente; ¿cómo podía dejarla ir tan fácilmente? Pensó que ella al menos debería experimentar un poco del sufrimiento tan grande que le había causado. Le debía demasiado, y era hora de que le pagara de alguna forma.

Marina no estaba dispuesta a responder su pregunta. Había pensado que algún día seguramente volvería a encontrarse con Federico, y se preguntó qué tipo de respuestas debería darle; pero nunca pensó que su reencuentro ocurriría tan repentina e inesperadamente en un hotel. '¿Qué está haciendo él aquí?', se preguntó.

Lo único que pudo hacer fue sacudir la cabeza e intentar separarse de él, pero Federico sintió su lucha y la apretó con más fuerza; se negaba a dejarla ir.

"¡Fede, déjame ir", gritó Marina.

"Oh, veo que todavía recuerdas mi nombre, ¿cierto?", Federico sintió una chispa encendiéndose en su corazón cuando la escuchó gritar su nombre.

"¿Qué es lo que quieres de mí?", le preguntó tajantemente Marina.

"¿Necesitas que te lo diga?", replicó Fede, y luego continuó: "¡Pues te lo mostraré entonces!".

En el momento en que la vio, su cuerpo empezó a reaccionar. Esa mujer había osado abandonarlo en el pasado, y ahora tendría que pagar por ello. Lo mejor para ella sería que no se opusiera.

Fede la tomó de las manos y la arrastró hasta el interior de la habitación; una vez allí, la tiró en la cama, rozando su musculoso cuerpo contra el de ella.

Para ese entonces, Marina ya había soltado su bolso y la nota adhesiva. Cuando lo vio acercarse a ella como una bestia furiosa, le suplicó: "Fede, déjame ir. ¡Suéltame, por favor!".

"¿Dejarte ir otra vez? ¡Ni lo sueñes, Marina!". Federico se estaba volviendo cada vez más agresivo; luego, sujetó sus manos con fuerza y empezó a tocar su curvilíneo cuerpo por encima de la ropa, pudiendo sentir como su temperatura ascendía y su respiración se volvía más agitada. No podía aguantarse las ganas de tener a esa mujer, habían pasado cinco años desde la última vez que habían estado juntos. ¿Cómo podía simplemente dejarla ir en ese momento?

Con una mano le aguantó los brazos y con la otra empezó a quitarle toscamente la ropa.

La delgada blusa de Marina quedó hecha jirones, dejando expuesta su cuerpo blanco como la nieve.

"¡Federico! ¿Cómo te atreves a tratarme de esta manera?", dijo Marina, resistiéndose a los impulsos del hombre. Ella no se esperaba que algo así pudiera sucederle, y le dolía el corazón por el sufrimiento que Federico le estaba haciendo pasar.

Pero él continuó ignorando sus quejas y siguió con lo que estaba haciendo, ahora tratando de quitarle la falda.

Al cabo de un momento, Marina solo estaba vestida con dos prendas y yacía en la enorme cama, mientras Fede la miraba tal como un tigre hambriento que le gruñe a su presa.

Marina estaba empezando a agotarse y ya no podía seguir luchando contra él. Con impotencia, gritó: "Federico!¡Suéltame!".

Y continuó luchando desesperadamente para tratar de zafarse de él.

Súbitamente, Fede le propinó una bofetada en la cara.

Esto la llenó de mucho miedo y la dejó muda.

Se lo quedó viendo, negándose a creer que pudiera ser el mismo Federico con quien se había casado y quien le había dado un hijo, el que estuviera ahora abofeteándola e infringiéndole tanto dolor. '¿Tanto me aborrece?', pensó, con lágrimas en los ojos.

Federico la vio llorar y de no ser porque ella lo había abandonado hacía cinco años sin darle ninguna explicación, él habría tratado de consolarla y habría secado sus lágrimas. Pero ahora, Federico la odiaba demasiado y sentía que quería matarla, era por su culpa que no podía conciliar el sueño en las noches. Había sido Marina quien encendió la llama del amor en su corazón pero también fue ella quien la apagó sin piedad. Por ese dolor que sentía fue que decidió darle una lección para que viera cuál era la consecuencia de desobedecer sus órdenes.

Sin pensarlo demasiado, Federico se quitó la ropa y la forzó.

Fue tal y como se sintió cinco años atrás. Fue tan hermoso entonces que al recordarlo casi se olvidó de todo, incluso de la abominación que estaba cometiendo contra ella en ese momento. Su cuerpo siempre lo había hechizado.

Fede le exigió su amor y su cuerpo como si fuera una bestia hambrienta. Con una combinación de amor y odio. En ese instante, Fede no quería otra cosa que poseerla.

Mientras que ella yacía inmóvil debajo de él. Si bien el cuerpo le dolía, eso no significaba nada para ella, pues era como un objeto inanimado sin emoción alguna. Ese hombre tan tosco, a quien llegó a amar tanto, ahora la estaba destrozando sin piedad.

Federico hizo lo posible para hacerla pagar por haberlo abandonado y no cesó hasta que vio que Marina estaba tan agotada que se había desmayado; fue en ese entonces que dio fin.

Federico observó su rostro angelical, y no pudo evitar sonreír.

Luego, le tocó el rostro con ternura, pero cuando le rozó la mejilla hinchada, Marina frunció el sueño a pesar de su trance.

En ese momento, Federico se sintió abrumado por una serie de emociones que no supo definir. Luego, la tocó suavemente en la mejilla.

Lo tibio de su cuerpo siempre lo reconfortaba, siempre había sentido anhelo por esa intimidad con ella. La verdad era que amaba ese sentimiento y podría darlo todo para sentirse así, o para poder poseerla. Pero nada de eso borraba el hecho de que ya habían pasado cinco años desde la última vez que estuvieron juntos y no pudo evitar preguntarse qué había sido de ella durante todo ese tiempo. ¿Habría estado con otros hombres?

Y al pensarlo, la ira lo embargó por completo. Si esa mujer se atreviera a dejarlo y conseguirse a otro hombre, no la dejaría ir nunca.

Al llegar la tarde, la habitación se llenó con la luz del sol. El resplandor era tal que Marina finalmente se despertó.

Se frotó los ojos y se dio cuenta de que Federico la tenía presionada contra él. Trató de zafarse de su agarre pero no pudo.

Poco a poco abrió los ojos y se encontró con Federico junto a ella. En ese momento, recordó todo lo que había ocurrido. Rememoró lo que pasó luego de haber llegado al hotel y haber llamado por accidente a la puerta de la habitación de Federico.

Marina trató de empujarlo y le dijo: "Federico, levántate".

Él también abrió los ojos y se encontró con el enojado rostro de Marina. Finalmente, le preguntó con frialdad: "¿Cuál es el problema? ¿Acaso no te gusta estar conmigo?".

"Nunca piensas en lo que haces, Federico", le dijo Marina. ¿Cómo podía atreverse a hacerle eso al verla después de cinco años?

"Creo que eso ya lo sabías", dijo Federico, en tono aterrador y gélido.

Marina sabía que no había nada que pudiera decirle a Federico para poder justificarse. Ella lo conocía demasiado bien como para saber que él no le creería nada.

Así que simplemente decidió quedarse callada.

Su silencio no hizo más que hacer enojar a Federico. ¿Cómo se atrevía a desestimar su autoridad? ¿Quién le había dado el poder para hacerlo?

Seguidamente, la agarró por el cuello y la miró a los ojos. "Bien, ahora dime, ¿qué estás haciendo aquí?", le preguntó con severidad.

Marina se dio cuenta de su enojo y le respondió: "¿Qué otra cosa podría estar haciendo una mujer en un hotel?".

Federico la apretó aún más al escuchar sus palabras, y luego le dijo toscamente: "¡Marina! ¿Todavía sigues hechizando a los hombres? ¡Ahora eres tan descarada que los llevas a hoteles en vez de a tu propia casa!".

Marina se sintió complacida al ver el rostro de Federico deformado por la furia y le dijo: "Pues sí, tienes razón; lo que pasa es que mi cama es muy pequeña y no se da basto para todos mis amores. ¿No crees que es mucho más práctico en un hotel? Además de más comodidad, claro".

"Marina, tú...". Federico solo quería estrangularla en ese momento. Esa mujer permanecía indomable a pesar de que no se habían visto en tantos años. ¡Marina tenía que ser domesticada, alguien debía enseñarla a comportarse!

Federico la miró con furia y le dijo: "¿Tienes idea de lo mucho que te odio?".

Marina se quedó fría al escuchar sus palabras. ¿De verdad la odiaba tanto? ¿Solo había sentido rencor durante esos años? Se puso triste de tan solo pensarlo. Durante esos cinco años, ella había seguido amándolo a él y a su hijo, mientras que Federico solo le había guardado rencor. ¿Cómo era posible que se encontrara en esa situación?

Federico continuó: "Te odio tanto que podría matarte. ¿sabes qué?".

Pero no pudo continuar porque justo en ese momento, alguien abrió la puerta de golpe.

Y tan pronto como escucharon el ruido, los dos se volvieron inmediatamente para ver qué había sucedido.

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Headline :¡Clica para leer esta novela GRATIS ahora!

Text :Marina se detuvo en la entrada del hotel, tal como estaba indicado en su nota adhesiva. Una vez que verificó que la dirección fuera correcta, salió del auto y fue directamente hacia la recepción del hotel.

Donde mostró su identificación. El empleado del hotel revisó los mensajes de los huéspedes y le dijo que había un Sr. Xie, que había pedido a los representantes del Grupo JS que subieran para reunirse con él en su habitación.

"Puede ir a la habitación 5022", dijo el empleado respetuosamente.

"¡Gracias!", respondió y luego se dio la vuelta para salir del área de recepción.

En la zona VIP, Marina miró a su alrededor, buscando la habitación 5022. Estaba nerviosa, le temblaban las manos y temía que si decía algo inapropiado o incorrecto, su cliente podría negarse a firmar el formulario de pedido. '¿Cómo se verá mi cliente?', se preguntó; no podía darse el lujo de perder un pedido tan caro por nada del mundo.

Marina se tropezó con un botones que estaba limpiando el pasillo y se disculpó rápidamente por su descuido.

Este le sonrió y dijo: "No importa, señora".

Luego se fue, dejando a Marina con su búsqueda. Su mente se quedó en blanco, y ya había olvidado el número exacto de la habitación que estaba buscando.

Parada entre la habitación 5021 y la 5022, no tenía idea de a qué puerta debía llamar. Ambas eran idénticas y lamentó no haber escrito el número de la habitación en su nota adhesiva.

Marina finalmente se decidió a llamar a la puerta 5021.

Cuando estaba a punto de estirar la mano y tocar, esta de repente se abrió desde adentro.

Ella estaba preparada para preguntar si el hombre o la mujer que abriera la puerta era su cliente.

"Disculpe", dijo, pero después de abrir la boca, rápidamente detuvo su pregunta a la mitad cuando vio el rostro familiar frente a ella, quedándose boquiabierta allí mismo.

Fede estaba a punto de abandonar el hotel cuando abrió la puerta y vio el rostro conocido con el que había estado soñando todas las noches durante los últimos cinco años. Su única reacción fue permanecer de pie en la puerta, vestido con su uniforme limpio, petrificado. Nunca pensó que Marina; su ex esposa y la mujer que tanto amaba, aparecería repentinamente en este hotel. ¿Dios habría sentido pena por su dolor y tristeza, apiadándose finalmente de él?

Marina también se sorprendió ante el hombre que encontró parado frente a ella; este tenía los mismos rasgos que su hijo, pero su rostro parecía ser más serio y complicado. Era un rostro que alguna vez había sostenido entre sus manos.

Ambos se quedaron quietos, examinándose detalladamente con la mirada sin hablar; pero al mismo tiempo, parecían compartir y hablar sobre sus experiencias y pensamientos en los últimos cinco años que habían estado separados.

Finalmente, Marina fue la primera en salir del trance y se dio cuenta de que Fede no era el cliente que estaba buscando. '¿Por qué estoy parada aquí?', pensó. No pensaba volver a ver a ese hombre jamás; lo único que quería en ese momento era darse la vuelta para salir corriendo lo más rápido posible.

Pero antes de que tuviera la oportunidad de hacerlo, Fede ya había adivinado sus pensamientos y extendió la mano para tomarla del brazo y llevarla a su habitación.

Una vez dentro, empujó el cuerpo de su ex mujer contra la pared, con una mano sosteniéndole el brazo y la otra apretando su cuello: no podía odiarla más.

"¿Estás huyendo de nuevo?", le preguntó con frialdad y lleno de furia.

A una distancia tan cercana, Marina no se atrevía a mirarlo a los ojos, así que simplemente apartó la vista, sabiendo que no podía defenderse.

Federico no estaba satisfecho con esta evasión, y giró su rostro hacia el suyo, de forma que sus ojos pudieran encontrarse.

"¿Qué pasa? ¿No quieres verme?", se acercó agresivamente a Marina, hasta que su rostro estuvo a tan solo un centímetro de su nariz. Su aroma no había cambiado, y él recordó todas las veces que se había perdido en este. Se dijo que debía mantener la calma y ser razonable, a pesar de llevar los últimos cinco años odiando a esta mujer. ¿Cómo podría olvidar la manera en que esta lo había abandonado?

Marina miró la cara distorsionada de Federico y sintió miedo. "¡Me estás lastimando!", gritó, "¡Suéltame!".

"¿En verdad crees que eso es posible?", preguntó él. Desde el momento en que abrió la puerta y se encontró con ella, no había podido dejar de mirar su rostro: podía haberla despellejado y comido viva, solo para aliviar el dolor que se había acumulado en su corazón en los últimos cinco años. "Me dejaste hace cinco años, sin ningún aviso. Y ahora regresas y me buscas en mi habitación de hotel. ¿Por qué?".

El corazón de Federico estallaba de dolor, como si lo estuvieran apuñalando varias veces con un cuchillo afilado. Nunca se había recuperado de aquel golpe tan duro, pero ahora estaba sosteniendo a la mujer en sus brazos nuevamente; ¿cómo podía dejarla ir tan fácilmente? Pensó que ella al menos debería experimentar un poco del sufrimiento tan grande que le había causado. Le debía demasiado, y era hora de que le pagara de alguna forma.

Marina no estaba dispuesta a responder su pregunta. Había pensado que algún día seguramente volvería a encontrarse con Federico, y se preguntó qué tipo de respuestas debería darle; pero nunca pensó que su reencuentro ocurriría tan repentina e inesperadamente en un hotel. '¿Qué está haciendo él aquí?', se preguntó.

Lo único que pudo hacer fue sacudir la cabeza e intentar separarse de él, pero Federico sintió su lucha y la apretó con más fuerza; se negaba a dejarla ir.

"¡Fede, déjame ir", gritó Marina.

"Oh, veo que todavía recuerdas mi nombre, ¿cierto?", Federico sintió una chispa encendiéndose en su corazón cuando la escuchó gritar su nombre.

"¿Qué es lo que quieres de mí?", le preguntó tajantemente Marina.

"¿Necesitas que te lo diga?", replicó Fede, y luego continuó: "¡Pues te lo mostraré entonces!".

En el momento en que la vio, su cuerpo empezó a reaccionar. Esa mujer había osado abandonarlo en el pasado, y ahora tendría que pagar por ello. Lo mejor para ella sería que no se opusiera.

Fede la tomó de las manos y la arrastró hasta el interior de la habitación; una vez allí, la tiró en la cama, rozando su musculoso cuerpo contra el de ella.

Para ese entonces, Marina ya había soltado su bolso y la nota adhesiva. Cuando lo vio acercarse a ella como una bestia furiosa, le suplicó: "Fede, déjame ir. ¡Suéltame, por favor!".

"¿Dejarte ir otra vez? ¡Ni lo sueñes, Marina!". Federico se estaba volviendo cada vez más agresivo; luego, sujetó sus manos con fuerza y empezó a tocar su curvilíneo cuerpo por encima de la ropa, pudiendo sentir como su temperatura ascendía y su respiración se volvía más agitada. No podía aguantarse las ganas de tener a esa mujer, habían pasado cinco años desde la última vez que habían estado juntos. ¿Cómo podía simplemente dejarla ir en ese momento?

Con una mano le aguantó los brazos y con la otra empezó a quitarle toscamente la ropa.

La delgada blusa de Marina quedó hecha jirones, dejando expuesta su cuerpo blanco como la nieve.

"¡Federico! ¿Cómo te atreves a tratarme de esta manera?", dijo Marina, resistiéndose a los impulsos del hombre. Ella no se esperaba que algo así pudiera sucederle, y le dolía el corazón por el sufrimiento que Federico le estaba haciendo pasar.

Pero él continuó ignorando sus quejas y siguió con lo que estaba haciendo, ahora tratando de quitarle la falda.

Al cabo de un momento, Marina solo estaba vestida con dos prendas y yacía en la enorme cama, mientras Fede la miraba tal como un tigre hambriento que le gruñe a su presa.

Marina estaba empezando a agotarse y ya no podía seguir luchando contra él. Con impotencia, gritó: "Federico!¡Suéltame!".

Y continuó luchando desesperadamente para tratar de zafarse de él.

Súbitamente, Fede le propinó una bofetada en la cara.

Esto la llenó de mucho miedo y la dejó muda.

Se lo quedó viendo, negándose a creer que pudiera ser el mismo Federico con quien se había casado y quien le había dado un hijo, el que estuviera ahora abofeteándola e infringiéndole tanto dolor. '¿Tanto me aborrece?', pensó, con lágrimas en los ojos.

Federico la vio llorar y de no ser porque ella lo había abandonado hacía cinco años sin darle ninguna explicación, él habría tratado de consolarla y habría secado sus lágrimas. Pero ahora, Federico la odiaba demasiado y sentía que quería matarla, era por su culpa que no podía conciliar el sueño en las noches. Había sido Marina quien encendió la llama del amor en su corazón pero también fue ella quien la apagó sin piedad. Por ese dolor que sentía fue que decidió darle una lección para que viera cuál era la consecuencia de desobedecer sus órdenes.

Sin pensarlo demasiado, Federico se quitó la ropa y la forzó.

Fue tal y como se sintió cinco años atrás. Fue tan hermoso entonces que al recordarlo casi se olvidó de todo, incluso de la abominación que estaba cometiendo contra ella en ese momento. Su cuerpo siempre lo había hechizado.

Fede le exigió su amor y su cuerpo como si fuera una bestia hambrienta. Con una combinación de amor y odio. En ese instante, Fede no quería otra cosa que poseerla.

Mientras que ella yacía inmóvil debajo de él. Si bien el cuerpo le dolía, eso no significaba nada para ella, pues era como un objeto inanimado sin emoción alguna. Ese hombre tan tosco, a quien llegó a amar tanto, ahora la estaba destrozando sin piedad.

Federico hizo lo posible para hacerla pagar por haberlo abandonado y no cesó hasta que vio que Marina estaba tan agotada que se había desmayado; fue en ese entonces que dio fin.

Federico observó su rostro angelical, y no pudo evitar sonreír.

Luego, le tocó el rostro con ternura, pero cuando le rozó la mejilla hinchada, Marina frunció el sueño a pesar de su trance.

En ese momento, Federico se sintió abrumado por una serie de emociones que no supo definir. Luego, la tocó suavemente en la mejilla.

Lo tibio de su cuerpo siempre lo reconfortaba, siempre había sentido anhelo por esa intimidad con ella. La verdad era que amaba ese sentimiento y podría darlo todo para sentirse así, o para poder poseerla. Pero nada de eso borraba el hecho de que ya habían pasado cinco años desde la última vez que estuvieron juntos y no pudo evitar preguntarse qué había sido de ella durante todo ese tiempo. ¿Habría estado con otros hombres?

Y al pensarlo, la ira lo embargó por completo. Si esa mujer se atreviera a dejarlo y conseguirse a otro hombre, no la dejaría ir nunca.

Al llegar la tarde, la habitación se llenó con la luz del sol. El resplandor era tal que Marina finalmente se despertó.

Se frotó los ojos y se dio cuenta de que Federico la tenía presionada contra él. Trató de zafarse de su agarre pero no pudo.

Poco a poco abrió los ojos y se encontró con Federico junto a ella. En ese momento, recordó todo lo que había ocurrido. Rememoró lo que pasó luego de haber llegado al hotel y haber llamado por accidente a la puerta de la habitación de Federico.

Marina trató de empujarlo y le dijo: "Federico, levántate".

Él también abrió los ojos y se encontró con el enojado rostro de Marina. Finalmente, le preguntó con frialdad: "¿Cuál es el problema? ¿Acaso no te gusta estar conmigo?".

"Nunca piensas en lo que haces, Federico", le dijo Marina. ¿Cómo podía atreverse a hacerle eso al verla después de cinco años?

"Creo que eso ya lo sabías", dijo Federico, en tono aterrador y gélido.

Marina sabía que no había nada que pudiera decirle a Federico para poder justificarse. Ella lo conocía demasiado bien como para saber que él no le creería nada.

Así que simplemente decidió quedarse callada.

Su silencio no hizo más que hacer enojar a Federico. ¿Cómo se atrevía a desestimar su autoridad? ¿Quién le había dado el poder para hacerlo?

Seguidamente, la agarró por el cuello y la miró a los ojos. "Bien, ahora dime, ¿qué estás haciendo aquí?", le preguntó con severidad.

Marina se dio cuenta de su enojo y le respondió: "¿Qué otra cosa podría estar haciendo una mujer en un hotel?".

Federico la apretó aún más al escuchar sus palabras, y luego le dijo toscamente: "¡Marina! ¿Todavía sigues hechizando a los hombres? ¡Ahora eres tan descarada que los llevas a hoteles en vez de a tu propia casa!".

Marina se sintió complacida al ver el rostro de Federico deformado por la furia y le dijo: "Pues sí, tienes razón; lo que pasa es que mi cama es muy pequeña y no se da basto para todos mis amores. ¿No crees que es mucho más práctico en un hotel? Además de más comodidad, claro".

"Marina, tú...". Federico solo quería estrangularla en ese momento. Esa mujer permanecía indomable a pesar de que no se habían visto en tantos años. ¡Marina tenía que ser domesticada, alguien debía enseñarla a comportarse!

Federico la miró con furia y le dijo: "¿Tienes idea de lo mucho que te odio?".

Marina se quedó fría al escuchar sus palabras. ¿De verdad la odiaba tanto? ¿Solo había sentido rencor durante esos años? Se puso triste de tan solo pensarlo. Durante esos cinco años, ella había seguido amándolo a él y a su hijo, mientras que Federico solo le había guardado rencor. ¿Cómo era posible que se encontrara en esa situación?

Federico continuó: "Te odio tanto que podría matarte. ¿sabes qué?".

Pero no pudo continuar porque justo en ese momento, alguien abrió la puerta de golpe.

Y tan pronto como escucharon el ruido, los dos se volvieron inmediatamente para ver qué había sucedido.

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