Manobook-Fantasy Novel Stories Competitive Intelligence|Ad Analysis by SocialPeta

Manobook-Fantasy Novel Stories Competitive Intelligence|Ad Analysis by SocialPeta

SocialPeta
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Competitive intelligence is the first step in our marketing intelligence work and one of the most important parts. Only when we understand the details of our competitors can we formulate a correct and effective marketing strategy.

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1. Basic Information of Manobook-Fantasy Novel Stories

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Logo

Manobook-Fantasy Novel Stories-SocialPeta

OS : iOS

Network : Facebook,Audience Network,Instagram

Developer : CHANGDU (HK) TECHNOLOGY LIMITED

Publisher : Instagram,Facebook,GulogGratis,Fotor - Photo Editor&Collage,SmartNews: Local Breaking News,Montage Video Musique

Total creative ads during the time period : 4,498

Duration : 593

Popularity : 389,219

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2. Manobook-Fantasy Novel Stories’s Competitive Intelligence

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's proportion is .

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3. Top 3 Ad Creative Analysis of Manobook-Fantasy Novel Stories

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Top 1 Ad Creative of Manobook-Fantasy Novel Stories

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Text :Jana Wen soltó un quejido mientras la luz del sol le daba en el rostro. Sabía que tenía que levantarse de la cama, pero su cuerpo no estaba de acuerdo. Se sentía agotada a pesar de lo mucho que había dormido.

Cuando puso atención a su entorno, escuchó la voz de un hombre. Al escuchar con más atención, se dio cuenta de que él estaba hablando por teléfono, y por lo que pudo captar, parecía que estaba a punto de irse. Se frotó los ojos tratando de convencerse de salir de la cama, y volvió a quejarse cuando por fin se levantó y se giró hacia la puerta de la habitación.

"Zed Qi...", susurró Jana Wen al ver a aquel hombre. Golpeteó el suelo con uno de sus pies descalzos y le sonrió tímidamente al hombre mientras esperaba a que él terminara de hablar.

"Está bien, hablaremos más tarde en la compañía", terminó él bruscamente la conversación. Un pitido se dejó escuchar cuando la llamada se desconectó, y entonces él se volvió para mirar a la mujer que estaba junto a la puerta.

Los ojos de Zed Qi recorrieron lentamente el cuerpo de Jana, cuya piel pálida contrastaba de manera sutil con el color de la sábana. Le gustaba especialmente la manera en que su cabello revuelto se sumaba a su gran atractivo, pensando que Jana se veía aún más hermosa y encantadora a la luz de la mañana.

"Estoy esperando", dijo él despreocupadamente. Parecía un poco impaciente.

Jana se rió entre dientes, "La propiedad en los suburbios, ¿si podrías...?".

"¡De ninguna manera!", su reacción fue inmediata. Ni siquiera la dejó terminar su petición.

Ella se sorprendió un poco por esa reacción. Lentamente, caminó hacia él y le dijo: "No creo que estés muy seguro de que esa propiedad tenga potencial. Además, ya eres bastante rico. ¿Por qué te aferras a ella?".

El hombre frunció el ceño, y sus ojos profundos eran de una frialdad aterradora. En voz baja y grave dijo, "Sra. Qi, por favor ten cuidado con lo que dices. Esa propiedad es mía, además, ¿sabes cómo pides favores?".

Jana apretó los puños. A pesar de que su tono arrogante y desdeñoso la disgustaba, se obligó a sonreír de manera tentadora. ¡Necesitaba que él aceptara su petición!

"La acabas de recibir ayer...", murmuró ella suavemente.

Él no pareció haber oído su comentario. Se acomodó la camisa antes de agarrar su abrigo, y luego se dio la vuelta para irse.

Determinada a salirse con la suya, Jana lo alcanzó y lo tomó del brazo. Luego miró a su esposo con su expresión más encantadora y le suplicó: "Por favor, hazme ese favor. Sé que eres un hombre muy generoso. Prométeme que le cederás esa propiedad a la familia Wen. Prométemelo, ¿de acuerdo? Prométemelo...".

Zed se sacudió de encima las manos de la mujer. Molesto por su perenne insistencia, le dirigió una mirada severa y extremadamente fría: "¡No!".

"¡Tú!", Jana se enfureció. No podía entender el porqué de su terquedad. Ya no le era posible ocultar su frustración, puesto que ya había intentado varias estratagemas para convencerlo, y en cada ocasión había fracasado.

Sin agregar otra palabra, Zed salió de la habitación.

Como Jana no estaba vestida apropiadamente, no lo siguió. En vez de ello, respiró hondo varias veces y regresó a la habitación.

Una vez en el armario, escogió la ropa que iba a ponerse. Mientras estaba de pie frente al espejo, no pudo evitar maldecir, "Eres un idiota, Zed. Me esforcé demasiado. ¡Incluso dormí contigo anoche! No puedo creer que ni siquiera hayas considerado mi petición. ¡Vamos a ver cómo te sentirías si la situación se invirtiera!".

Cuando ella levantó la pierna para meterse en sus pantalones, sintió un dolor repentino entre los muslos. Los recuerdos de la noche anterior la inundaron y maldijo al hombre una vez más.

De repente, vio que una mano larga y fina sosteniendo un vestido apareció frente a ella.

Se volvió con una mirada asustada. Había estado maldiciendo a su marido, y ahora él estaba parado justo detrás de ella, mirándola con curiosidad.

"¿Podrías repetir lo que acabas de decir?". La cara de Zed se oscureció y apareció en ella una sonrisa sardónica.

'¡Pero sí lo vi irse! ¿O no lo hice? ¿Cómo es que volvió tan pronto? ¿Y ahora qué hago?', se preguntó ella. Se encontraba en un callejón sin salida. ¿Ahora cómo podría justificar todas las cosas que acababa de decir?

Para complacerlo, ella usualmente se comportaba decentemente y con elegancia frente a él. 'Supongo que escuchó todo lo que dije. Seguramente ahora se negará con más firmeza a ayudarme con esa propiedad. Oh, todo ha terminado'.

Como no estaba segura de lo que él había escuchado, decidió hacerse la tonta. "No dije nada. ¿Escuchaste a alguien hablar? Yo no escuché nada". Aunque avergonzada, se sacudió casualmente el cabello de la mejilla. Ya estaba más calmada y logró esgrimir una sonrisa, sin embargo, sus manos temblorosas la traicionaron.

La expresión sombría de su esposo empeoró. Asustada, Jana se estremeció. Después de observarla por un momento, él le arrojó el vestido en sus brazos antes de volverse hacia el gabinete y tomar las llaves del auto.

'Así que olvidó las llaves del coche'.

Mirando la espalda de Zed mientras este se alejaba, ella agitó los puños en el aire y murmuró con ira: "Si hubiera sabido que eras un imbécil sin corazón, ¡no habría dormido contigo!".

Al recordar lo salvaje que él había sido la noche anterior, la vergüenza y la culpa la inundaron. No sentía más que odio por sus propias acciones.

El matrimonio entre ellos dos no era más que un trato comercial. Este matrimonio titular, no obstante, había sido arreglado por el codicioso padre de Jana, quien la había obligado a dormir con Zed justo antes de que se divorciaran. Se sentía como una prostituta.

¿Y qué había obtenido de todo esa intriga? Tan sólo había aprendido una lección: que Zed no era tan tonto como la habían hecho creer.

Como sus planes habían fallado, no tenía otra alternativa más que ir a casa y decirle a su padre la verdad.

Una vez en la casa de los Wen, Jana le explicó su fracaso a su padre. El Sr. Wen se enfureció y estrelló una taza de té contra el suelo.

"¿Tan fácilmente te rendiste? ¿No pudiste hacer lo único que te pedí que hicieras?".

Ella bajó la cabeza y se obligó a disculparse, "Lo siento, padre. Hice todo lo que pude. No hay nada más que pueda hacer. Zed Qi y yo nos divorciaremos pronto. ¿Puedo quedarme en casa ahora?".

Su matrimonio había sido una experiencia bastante desagradable. Zed, su marido nominal, siempre se mostraba frío con ella. No podía entenderlo y cuanto más se esforzaba, más frustrada y ansiosa se sentía. Ahora, después de la alocada noche que había pasado con él, se sentía muy avergonzada. No se sentía capaz de enfrentarlo de nuevo.

"¡Por supuesto que no! Estás casada con ese hombre. Puedes usar ese matrimonio para conseguir lo que quieras. No hay necesidad de aceptar el divorcio. ¡Ni sueñes con volver a casa antes de que logres doblegarlo!", la amenazó su padre antes de obligarla a irse.

Como no tenía otra opción, regresó a la casa de Zed y esperó a que él llegara. Sabía que tenía que hablar con él sobre la propiedad nuevamente, pero ya no quería estar atrapada en ese matrimonio sin sentido. Tenía que encontrar una salida.

Jana pasó la noche sola en esa enorme casa. Finalmente se rindió cuando cayó en la cuenta de que él no iba a regresar.

Sola, se dejó consumir por la compasión. Se sentía devastada y no podía aceptar que su esfuerzo de la noche anterior ni siquiera valiera una discusión propiamente dicha sobre aquella propiedad.

Cuando Zed regresó a la mañana siguiente, se veía muy cansado. Después de cruzar la puerta, se dirigió directamente al dormitorio.

"Regresaste". Jana hizo a un lado su dignidad y se mostró complaciente. Le ayudó a colgar su abrigo y le secó la cara con una toallita húmeda. Estaba decidida a hacer todo lo posible por complacerlo.

"Me voy a la cama", le dijo él cortante antes de levantar la colcha y acostarse. La mujer suspiró, ya que él parecía que no tenía intención de hablar con ella.

'¿Qué excusa le daré a mi padre si vuelvo a fallar?'. Al recordar el consejo que le había dado acerca de su matrimonio, frunció el ceño. La cita para el proceso de divorcio era al día siguiente, según lo habían acordado previamente.

'Ya no tendré más oportunidades. Es ahora o nunca'.

"¿Trabajaste toda la noche, Zed? No te ves muy bien. Si quieres te puedo dar un pequeño masaje. Eso te ayudará a relajarte", susurró ella, pero él no reaccionó. Jana interpretó su silencio como una concesión y puso sus dedos sobre sus hombros. Cuando comenzó a masajearlo, se cuidó de apretar fuerte para evitar que se durmiera.

"Aunque nos divorciaremos mañana, hemos estado juntos", ella se sonrojó y vaciló, ya que no se atrevía a mencionar lo sucedido la noche anterior. Dudó un poco antes de intentarlo de nuevo. "Hemos tenido, ya sabes, relaciones de marido y mujer. ¿Podrías dejarme esa propiedad a manera de regalo de divorcio?". Cerró los ojos y se mordió el labio mientras esperaba a que él respondiera.

Zed abrió los ojos. Aunque parecía cansado, esa petición parecía haber provocado que sus ojos brillaran. "Y tú, ¿qué me darás como regalo?", preguntó.

Capítulo 2 De acuerdo, es un trato

"Tú...". Jana se atragantó al escuchar su pregunta, y no pudo evitar sonrojarse antes de murmurar para sí misma: '¡Maldito sea, ni en este caso puede dejar de actuar como un hombre de negocios! Lo único en lo que puede pensar es en imponer sus condiciones'.

"Será mejor que te vayas si no tienes nada más que hacer, me voy a dormir ahora, a menos que...". Zed levantó una esquina del edredón y palmeó la almohada que estaba su lado.

Jana había pasado la noche preparando argumentos para convencerlo, pero después de ver su sutil invitación, su mente se puso en blanco.

Ella le dio la espalda, pero no pensaba darse por vencida.

"Si no accedes a cederle la propiedad al Sr. Wen, ¡entonces no me divorciaré de ti!". Sin otro recurso, se había visto obligada a usar el divorcio para negociar con él. Después de su afirmación, se volvió y miró a Zed con ira.

"De acuerdo, es un trato". Su voz era tan indiferente que sonaba como cuando cerraba un trato de negocios, rápido y decidido.

"¿Qué?", ella no podía creer lo que había oído. Pensando que quizá había escuchado mal, miró al hombre con consternación.

Pero este cerró los ojos y fingió dormir.

'¿Qué acaba de decir? ¿Que sigamos casados?', pensó estupefacta, creyendo que su respuesta había sido producto de su imaginación. No había forma de que él estuviera satisfecho con ese acuerdo y quisiera permanecer casado, así que sacudió la cabeza con incredulidad. Era innegable que lo había escuchado decir, "de acuerdo, es un trato", con su profunda voz.

'¿Está dispuesto a permanecer casado con tal de mantener esa propiedad? No es posible que el CEO de una corporación necesite tanto de ella'.

"¡Nunca pensé que fueras tan mezquino!". Incapaz de pensar en otras palabras para usar como réplica, Jana apretó los dientes y abandonó la habitación.

Cuando Zed oyó que la puerta se cerraba, abrió los ojos y una leve sonrisa se dibujó en sus labios.

No estaba siendo mezquino, de lo más profundo de su corazón, simplemente no estaba dispuesto a permitir que su padre se aprovechara de ella.

Una vez en la sala de estar, Jana empezó a caminar de un lado para otro mientras se mordisqueaba las uñas. Había intentado todo lo que se le había ocurrido, desde la seducción hasta las amenazas, sin embargo, él se había mantenido impasible. Era como si fuera inmune a todo, tanto bueno como malo. ¡Incluso se había dejado usar por él! ¿Y todo para qué?

No sólo no había logrado convencerlo de que le cediera esa propiedad a su padre, sino que tampoco podía divorciarse.

"No, debe estar bromeando. ¿Por qué no querría el divorcio? Si aún tiene la intención de cumplir con el acuerdo, me llevará a la Oficina de Asuntos Civiles mañana por la mañana. Tal vez entonces pueda negociar con él". Con la barbilla apoyada en su mano, ella estaba considerando las opciones que tenía. Agotada por toda esa agitación emocional, se recostó en silencio en el sofá y pasó el día viendo televisión en la sala de estar, pero no le prestó atención a lo que estaba viendo. Pasó el tiempo pensando en qué estrategia usar contra Zed Qi.

Cuando el sol se puso, él se despertó. ¡Había dormido casi todo el día! Al oír el sonido de la ducha, Jana Wen se coló en el dormitorio y, aunque molesta, hizo el esfuerzo de escogerle su ropa.

Estaba convencida de que tenía que seguirle el juego a ese odioso hombre para obtener lo que su padre quería.

La puerta del baño se abrió y él salió. Toalla en mano, se estaba secando el pelo que goteaba.

Los ojos de Jana se ensancharon cuando lo vio aparecer ante ella. No esperaba que saliera usando tan sólo una toalla, la cual había envuelto tan abajo alrededor de su cintura que ella podía ver mucho más allá de su six pack hasta el cinturón de Adonis. En fuerte contraste con su carácter, su físico era muy atractivo.

"¿Qué estás haciendo ahí parada?", preguntó él con una voz indiferente antes de ponerse sobre sus hombros la toalla que sostenía en sus manos.

"Cierto, tu ropa...", su frío comentario la hizo volver a la realidad. Ella bajó la cabeza mientras le entregaba la ropa que le había escogido, y él, sin más ni más, se despojó de la toalla y comenzó a vestirse delante de ella.

"¡Ah! ¡Eres un idiota!", dijo ella volviendo la cabeza, aunque ya era tarde.

Avergonzada y confundida, tiró con molestia la camisa que aún sostenía antes de salir corriendo de la habitación.

Él sonrió y terminó de vestirse antes de ver la hora en su teléfono. Frunció el ceño cuando se dio cuenta de lo tarde que era, pues no pensó que hubiera dormido tanto tiempo.

Corbata en mano, se dirigió a la sala de estar. Cuando vio a Jana, le dio la corbata y le ordenó: "Ayúdame a ponérmela".

Ella aún estaba ruborizada y lo maldijo en secreto. Definitivamente tenía ganas de matarlo, sin embargo, tenía que mantener la calma y aparentar amabilidad, así que le sonrió mientras tomaba la corbata.

Poniéndose de puntitas, la pasó alrededor de su cuello. Si alguien los viera de lejos, pensaría que eran una pareja cercana y muy enamorada.

Mirándola, notó sus pestañas temblorosas, y luego sonrió mientras ella fruncía el ceño por la concentración. Con las mejillas teñidas de rosa y los labios apretados, se veía muy linda.

Aunque parecía indiferente hacia ella, Zed la encontraba sumamente atractiva.

"Te estás sonrojando. ¿Te da timidez?", le preguntó.

"¡No!", respondió ella rápidamente, pero sus manos temblorosas la delataban. Apretó los labios con más fuerza intentando controlar sus emociones.

Jana frunció el ceño y tiró con fuerza de la corbata.

"¡Ay! ¿Estás tratando de asesinar a tu marido?". Zed tomó la corbata con una mano y pasó la otra alrededor de la cintura de Jana, y después la atrajo hacia él.

Ella entró en pánico e intentó alejarlo, pero él era demasiado fuerte, así que forcejeó a medida que él eliminaba la distancia que había entre ellos.

"Quiero que me acompañes a un evento esta noche y si eres buena conmigo, consideraré cederle la propiedad a tu padre". Su voz ronca la confundió, pues normalmente él era muy frío con ella.

Ella asintió y se fue con él sin preguntarle a dónde iban.

En el camino, Jana pensó en lo que le había dicho:

"Si eres buena conmigo, consideraré cederle la propiedad a tu padre".

"¿Querrá usarme para entretener a sus socios comerciales y así ayudarlo a asegurar el proyecto? Si lo hago, quizá mi padre por fin obtenga lo que desea... ...", murmuró para sí misma mientras trataba de entender por qué había cambiado de opinión tan repentinamente.

Hasta antes de ese momento, se había mostrado inflexible en lo que concernía a esa propiedad. Ni siquiera la había dejado hablar cuando ella tocaba el tema, pero ahora le estaba haciendo una oferta.

'No, no creo que sea tan sencillo', pensó mientras lo observaba con la esperanza de obtener alguna clave basándose en su expresión. Su rostro era firme y anguloso, parecía una escultura. Sus ojos color marrón le añadían una suavidad a sus rasgos que Jana encontraba muy atractiva. Sin embargo, a pesar de su encanto exterior, no sabía cómo lidiar con su temperamento.

"Hemos llegado, Sr. Qi", dijo el chófer.

Jana echó una mirada al exterior cuando el auto se detuvo en un club de alto perfil iluminado con luces de neón. De repente, vaciló acerca de la propuesta de su marido.

"Baja del auto", dijo él al tiempo que hacía lo propio. Aunque su tono era frío, le abrió la puerta como todo un caballero.

"Sostén mi brazo", le susurró al oído.

Ella obedeció, ya que tenía que portarse bien. Después de todas las triquiñuelas que había intentado para hacerse de esa propiedad, beber con sus socios sería lo menos terrible.

Después de entrar en el club, un asistente los llevó a una habitación privada. Jana miró a su alrededor y descubrió que en el centro de la habitación había una mesa decorada con un pastel de siete niveles. Aunque la habitación era bastante grande, parecía estar abarrotada. Alguien tocaba el piano. Ella sonrió y se balanceó un poco al darse cuenta de que la pieza musical era su canción favorita.

"¡El Sr. Qi ya está aquí!", gritó alguien entre la multitud y la música se detuvo. Una mujer con un vestido largo y escotado de color blanco se dirigió hacia Zed. Jana la reconoció, era Eva Xu, y era quien había estado tocando el piano cuando entraron. ¿Acaso era su fiesta?

"Por fin llegas, Zed", lo saludó dulcemente antes de darse cuenta de que Jana Wen estaba de pie junto a él. La sonrisa de la mujer se congeló, y con el ceño fruncido preguntó: "¿Quién es ella?".

"Mi esposa, Jana Wen". Aunque él había hablado en un susurro, la habitación completa se quedó en silencio, como si todos los asistentes a la fiesta lo hubieran escuchado y no pudieran creer lo que había dicho.

Capítulo 3 Vayamos a casa, mi querida esposa

"Te presento a Eva Xu". Zed se giró para mirar a Jana cariñosamente mientras le presentaba a Eva.

Una vez superada la sorpresa inicial y después de que la curiosidad de la gente estuvo satisfecha, los invitados continuaron hablando y brindando entre ellos. Un músico comenzó a tocar una melodiosa canción en su violín. Poco a poco, la tensa atmósfera en la fiesta se disipó.

Eva, sin embargo, todavía estaba disgustada, y levantó una ceja mientras estudiaba a la esposa de Zed. Jana iba vestida con una simple camiseta blanca y un par de jeans desgastados. Su rostro infantil estaba libre de maquillaje y llevaba el cabello arreglado de manera casual. Para Eva, parecía más una inmadura estudiante de secundaria que la esposa de un CEO.

Ella ya sabía que Zed se había casado como parte de un acuerdo comercial, y esta era la primera vez que coincidía con la Sra. Qi, la cual no le había causado una buena impresión. La desechó como alguien que no era digna de su tiempo ni de su atención, así que se volvió hacia el hombre.

"Zed, llegas tarde. Los otros invitados que llegaron tarde tuvieron que tomarse tres copas de vino como castigo. ¡Será mejor que bebas un poco también y les des alcance!", dijo sonriendo de manera seductora y señalando el vino en una mesa cercana.

"No hay problema". Zed llevó a Jana al sofá más cercano antes de aceptar la sugerencia de Eva de beber un poco de vino.

Desde ahí, sentada sola en el sofá, ella observó a su esposo mientras bebía y hablaba con varias personas. La animada escena presentaba un sorprendente contraste con la soledad que sentía.

'¿Quién es esa mujer que estaba tratando de complacer a Zed hace un momento? ¿Será que tienen una relación íntima?', se preguntó.

Tan pronto como Zed bebió dos copas de vino, Eva se le acercó y suavemente le limpió la boca con una toalla de papel. Cuando él se levantó por otra copa, ella lo detuvo de inmediato.

"Te das cuenta de que estaba bromeando, ¿verdad? Sé que llegaste tarde, pero no tienes que beber tres copas de vino sólo porque te lo pedí", dijo coqueta.

"Eva, ¿tanta es la debilidad que tienes por Zed? ¿Acaso para ti es más especial que tus amigos? A los otros invitados que llegaron tarde se les pidió que bebieran tres copas de vino, así que, ¿por qué Zed sólo tendría que beber dos? ¿Es que te preocupas tanto por él?", se burló uno de los invitados.

"¡Sí, tiene razón!", dijo otro invitado. "¡Bebe, bebe, bebe!", comenzaron a gritar aquellos que los rodeaban. Dado que beber tres copas de vino no representaba un desafío para Zed, él sonrió y levantó su copa, pero Eva se adelantó rápidamente y lo tomó por la muñeca para después, de manera casual, atraer su mano hacia ella. Levantando una ceja, le dirigió una sonrisa seductora antes de beberse el contenido de la copa.

Él le frunció el ceño. No era la primera vez que participaba en un juego como ese y Eva sabía que tres copas era algo que podía manejar perfectamente. '¿Qué está tratando de hacer?', él se preguntó. Ahora que ella lo había ayudado a terminar, bajó la copa.

"¡Guau! ¡Guauuuuu! ¡Nos ha sorprendido bastante ver su demostración pública de afecto! Hacían una hermosa pareja cuando salían, y obviamente aún se gustan. ¿Por qué no reinician su relación?", sugirió la mejor amiga de Eva, Sue, quien estaba de pie junto a ellos.

"Ejem, Sue, no digas tonterías. Zed ya está casado. Su esposa está presente esta noche...", dijo Eva bajando la cabeza y aferrándose al brazo del hombre de al lado. Al parecer se sentía un poco agraviada.

Aunque acababa de decirle a Sue que él estaba casado, eso no era impedimento para que se le acercara cada vez más. Jana los observaba en silencio. En su opinión, la actuación que estaban representando frente a ella semejaba un drama anticuado. No le había sido difícil adivinar que Eva era la ex novia de Zed.

"Los obligaron a casarse como parte de un acuerdo comercial. Este tipo de matrimonios nominales son muy comunes en nuestro ambiente, pero le resultaría muy fácil a Zed divorciarse de esa mujer. Después de todo, ella no le gusta y ustedes se aman de verdad. Deberían estar juntos", seguía animándolos Sue. Eva le había pedido con antelación que así lo hiciera. De este modo, Sue aprovechaba cada oportunidad que se le presentaba para hacerles esa sugerencia.

"Sue, no digas tonterías, o harás que me moleste", dijo Eva golpeando el piso con su pie y mirando fijamente a Sue para enfatizar juguetónamente su ira. Inmediatamente después le lanzó una mirada a Zed para observar su expresión, queriendo ver si su reacción le daba alguna pista sobre dónde estaba parada en términos de su relación con él. Ella deseaba que Zed también quisiera volver con ella.

Como Jana estaba sentada cerca de ellos, pudo escuchar la conversación con toda claridad. Se sentía tan avergonzada que deseaba que se la tragara la tierra.

Estaba muy consciente de las condiciones de su matrimonio con Zed, y también sabía que dicho matrimonio podía terminarse fácilmente si él así lo deseaba. Aunque esa era una verdad muy simple, escucharla de boca de extraños en una fiesta la lastimaba sobremanera.

"Bueno, ahora hablemos en serio", dijo Zed antes de hacer una pausa. Luego miró rápidamente a Jana antes de continuar, "Lo siento, olvidé traerte un regalo por las prisas. Dime qué quieres que te compre para compensarte. Tengo cosas que hacer, así que me tengo que ir".

"¡Zed!", exclamó Eva con asombro, "Llegas tarde, ¿y ahora te vas tan temprano?". Ella lo miró con lástima mientras se aferraba a su brazo.

Zed asintió antes de liberarse de sus manos.

Jana estaba confundida por lo que estaba viendo, pues no tenía la más mínima idea de la razón por la que había decidido llevarla a ese lugar. ¿Acaso la estaba usando para molestar a su ex novia?

"¿Podemos hablar en privado, por favor, Zed?", le dijo Eva con ternura tratando de reprimir su indignación Echando una mirada a su alrededor para asegurarse de que nadie los hubiera notado, lo tomó de la mano y lo llevó fuera de la habitación.

Aunque ellos se habían ido, la atmósfera del lugar no cambió. Todos, salvo Jana, disfrutaban del momento cantando, bailando y bebiendo. Sin haberse movido del sofá en todo ese tiempo, Jana se sentía un poco tonta.

Sue se le acercó llevando una copa de champán en la mano y la miró con desdén, "Realmente te compadezco por estar en un matrimonio nominal, pero creo que podrías librarte de ello rápidamente. Probablemente es lo mejor que puedes hacer, ya que Zed y Eva van a volver".

Jana sonrió ante esas palabras. No iba a caer en su juego, así que se quedó callada y sacudió la cabeza.

A pesar de que ella y Zed no llevaban mucho tiempo juntos, lo conocía lo suficiente para darse cuenta de sus sentimientos por Eva. A juzgar por su actitud, se había dado cuenta de que él no planeaba revivir su relación con ella.

"¿Acaso no me crees?", continuó Sue, y agregó sonriente, "¡Puedes salir y verlo por ti misma si dudas de mis palabras!". Estaba molesta por la actitud desdeñosa de Jana, por lo que la instó a confirmar la relación entre Zed y su amiga personalmente.

"¡Muy bien!", dijo Jana mientras se levantaba. Empezaba a sentirse aburrida en esa habitación. Todo, la gente extraña, el ruido, el que la trataran sin respeto ni cortesía, había sido demasiado para ella, así que aprovechó esa invitación para salir a respirar aire fresco y al mismo tiempo satisfacer su curiosidad.

Sue fue tras ella.

"Zed, el único regalo que quiero eres tú. ¿Crees que podamos volver?". Afuera, Eva tenía envuelto a Zed en un abrazo íntimo. Su cara estaba recargada contra su pecho, y le decía aquello de la manera más humilde.

Jana había salido de la habitación justo a tiempo para presenciar esa escena. Aunque sabía lo que Eva y Sue se proponían, no esperaba verlo a él así, por lo que inhaló bruscamente y dio un paso atrás. Un instante después, escuchó a Sue gritar:

"¡Ay! ¡Me pisaste el pie!", y como una reacción instintiva, Sue la empujó. Como había usado toda su fuerza, Jana se tambaleó hacia adelante y estuvo a punto de caer al suelo.

Entonces se produjo un incómodo silencio. Eva estaba molesta con la interrupción, Zed estaba avergonzado por haber sido descubierto, Jana estaba mortificada con lo que había visto, y Sue estaba molesta por haber arruinado los planes de Eva.

Sin embargo, cuando Sue vio que ellos estaban fundidos en un íntimo abrazo, alzó las cejas con aire complaciente

Jana, por el contrario, volvió a desear que se la tragara la tierra. No sabía si había tomado a la ligera la relación entre Zed y Eva. Por lo que había visto dentro, él había mostrado total indiferencia ante los acercamientos afectuosos de ella, pero al verlos ahora, no entendía por qué Zed había cambiado de actitud tan rápidamente. Aunque sabía que su matrimonio era nominal y que ellos dos aún tenían problemas, eso no aliviaba la incomodidad que sentía, así que comenzó a preguntarse si él la había llevado allí deliberadamente para poner celosa a Eva.

Al darse cuenta de que estaba siendo usada como un catalizador para la relación entre ellos dos, la ira creció en su interior, de modo que apretó los puños y decidió devolver el golpe.

Con una sonrisa brillante y mostrando gran entusiasmo, se les acercó y, mirando a Zed con afecto y fingido amor, dijo, "Mi querido esposo... Estoy cansada. ¿Nos vamos a casa?".

Eva se sintió herida cuando Jana se refirió a él como su querido esposo, y se angustió aún más cuando él la alejó gentilmente. Sin embargo, dado que no estaban solos y tenía que mantener las apariencias, tenía que manejar la situación con calma.

"Mi querido esposo", continuó Jana mientras le sonreía a Eva, "Aunque veas a una hermosa flor a la orilla del camino, no es necesario que la recojas en mi presencia. Necesito que me des mi lugar", luego se le acercó y lo tomó del brazo con afecto. En lugar de dejar ver su inconformidad, había decidido hablarle en un tono causal.

Tenía decidido aprovechar esa situación para enfrentar el destino incierto de su matrimonio. Si Zed se atrevía a mostrar su enojo hacia ella y a golpearla, ella usaría el video de vigilancia de esa área para probar su infidelidad. Con el video como apoyo, confiaba en poder forzarlo a que le cediera la propiedad.

"Eva y Zed son pareja. ¿Cómo te atreves tú, una esposa nominal, a decir que ella es una flor a la orilla del camino?".

Aunque Eva estaba de muy mal humor, fingía ser elegante y encantadora frente al hombre a quien amaba, pero Sue, por otro lado, no tenía razón para mostrarse educada, y le habló a Jana en un tono amargo.

"¿Quién dice que nuestro matrimonio es falso? ¿Acaso instalaron cámaras de vigilancia en nuestra casa y han espiado nuestra vida nocturna?", continuó Jana, instigando a Sue a enfrascarse en una discusión verbal.

Jana había fingido ser obediente y amable delante de Zed durante todo ese periodo, pero no estaba dispuesta a tolerarlo y complacerlo por más tiempo. Si pudiera arreglárselas para irritarlo, le resultaría más fácil lograr sus planes. ¡Necesitaba la propiedad y el divorcio!

"Zed, ¿no es cierto que te casaste para obtener un beneficio comercial?". Al escuchar el argumento de Jana y ver su expresión de confianza, el rostro de Eva se había oscurecido, y no pudo evitar hacer esa pregunta

Sue, asombrada, se quedó boquiabierta.

De repente, Zed pasó su brazo alrededor del hombro de Jana y la miró, disculpándose, "Mi querida esposa, cometí un error".

Las tres mujeres estaban sorprendidas después de escuchar sus disculpas. En cuanto a Jana, lo miró temerosa al darse cuenta de que había sido muy ingenua al pensar que iba a obtener lo que quería con tanta facilidad.

Capítulo 4 Vamos a divorciarnos

Pero eso sólo demostraba que le tenía miedo a su esposa y que sería capaz de arrodillarse para satisfacerla.

Era difícil imaginar al Sr. Qi disculpándose por cualquier cosa.

Corría el rumor de que nunca se había disculpado por nada. Incluso si había cometido un error, él preferiría arreglar la situación antes que admitirlo.

"Cariño, vamos a casa", dijo Zed mientras levantaba a Jana en sus brazos para luego darse la vuelta y salir del club.

"Zed, tú no puedes...", Sue intentó impedir que él se fuera, pero Eva la interrumpió antes de que pudiera terminar su oración.

"¿No crees que ya fue suficiente humillación?", estaba furiosa, y le lanzó una feroz mirada a su amiga.

"Pero el vino que acaba de beber", Sue estaba ansiosa de que alguien la escuchara, pero Eva le cubrió la boca con la mano y levantó una ceja como señal de advertencia. Sin otra alternativa, Sue observó silenciosamente como se marchaban.

De vuelta en la villa, Zed volvió a su habitual actitud indiferente. Aflojándose la corbata, tomó una botella de agua helada y se dirigió al balcón.

Jana se paró junto a la ventana y lo observó en silencio. Parecía estar absorto en sus pensamientos, además de que se veía bastante molesto.

'¿Es posible que todavía ame a Eva? Si es así, entonces lo que hice fue verdaderamente terrible', Jana se sentía muy ansiosa por los eventos de esa noche. Mordiéndose las uñas, trataba de adivinar qué sucedía entre Zed y Eva. Levantó una ceja cuando notó que él ya se había bebido toda la botella de agua helada. '¿Estará tratando de calmarse con el agua fría?', pensó.

'¡Espera un minuto! ¿Querrá matarme? ¡No puede culparme por eso! Es su culpa que no me haya puesto sobre aviso'. Al bajar la mirada, se dio cuenta de que había estado agarrando las cortinas con tanta fuerza que sus uñas casi habían roto la tela. Después de la noche que acababan de tener, y teniendo en cuenta su incertidumbre acerca de los sentimientos de Zed por Eva, ella dudaba si debía mencionarle el tema de la propiedad.

Perdida en sus pensamientos, no se había dado cuenta de que Zed ya había entrado en la habitación, y cuando finalmente percibió ese detalle, aspiró profundamente y esperó a que él dijera algo, pero al no haber más que silencio, lo miró lentamente. Él estaba un poco borracho y sus ojos reflejaban una emoción con la que no estaba familiarizada.

Al tenerlo muy cerca, Jana podía oler el alcohol en su aliento. El olor no era tan desagradable, ya que estaba mezclado con la loción para después de afeitar que él usaba. Cuando miró el rostro de Zed, se dio cuenta de que sus ojos estaban desenfocados. '¿Habrá bebido demasiado?', pensó sorprendida, y aunque sabía que no debía, de todos modos preguntó: "Sr. Qi, ¿quedaste satisfecho con mi actuación de esta noche? ¿Y crees que ese terreno podría...? Mmm...".

De repente, Zed trastabilló hacia el frente. Su amplia palma fue a dar a la boca de Jana y ella ya no pudo completar su oración, y en cambio, frunció el ceño por un gran dolor.

"Zed Qi, ¿qué estás haciendo? No, no puedes hacer eso...".

Al día siguiente

El cálido sol salpicaba el suelo con los rayos que lograban colarse entre las nubes que flotaban perezosamente en el cielo. Era mediodía cuando Jana se despertó. Al ver unos documentos en la mesita de noche, estiró la mano y los tomó.

Las palabras, 'Contrato de Transferencia de Tierras', estaban impresas en la portada en caracteres grandes y de color negro. Se suponía que debía estar encantada por haberlo convencido de que le cediera la propiedad a su padre, pero no era así.

Ella frunció el ceño y se dio una ducha rápida antes de volver a la habitación para vestirse. Preparándose para su visita a la casa Wen, se envolvió una bufanda de seda alrededor del cuello para cubrir los chupetones de color carmín.

El padre de Jana estaba bastante complacido al ver el contrato. No dejaba de referirse a ella como "Mi buena chica", y elogió sus esfuerzos. Eso era lo mejor que había hecho ella en mucho tiempo.

"Padre, ¿me puedes dar el Folleto de Registro de Residencia ahora, por favor?". Jana se sentía optimista. Ya había adquirido el contrato según los deseos de su padre, y ese mismo día también daría comienzo el proceso de divorcio. El Folleto de Registro de Residencia era el último documento que necesitaba para poner fin a ese matrimonio nominal.

"¿Zed te lo pidió?", la cuestionó el Sr. Wen. Parecía no estar dispuesto a que su hija finalizara ese matrimonio tan rápido.

Zed se había portado como un animal la noche anterior, pues ni siquiera le había dado la oportunidad de respirar sino hasta que se encontró totalmente saciado de ella. Cuando despertó, no lo vio por ninguna parte, y ni siquiera notó en qué momento se había marchado. Eso no la sorprendía, ya que nunca había habido mucha comunicación entre los dos, pero de alguna manera esperaba poder hablar con él, pues estaba más decidida que nunca a terminar ese arreglo. Ella temía que su padre la obligara a quedarse con Zed, lo que le permitiría al Sr. Wen manipularlo usándola a ella como carnada una y otra vez. ¡Si ese era el caso, se encontraría perdida!

De modo que, antes de hablar, hizo un gesto de asentimiento, "Sí, él me está esperando en la Oficina de Asuntos Civiles, así que apúrate. Me temo que si se molesta, podría cancelar ese contrato".

"Voy a buscarlo", después de escucharla, el Sr. Wen se levantó y corrió a su habitación.

Jana se sintió secretamente aliviada. Después de obtener el Folleto de Registro de Residencia, llamó un taxi para dirigirse a la Oficina de Asuntos Civiles. Cuando el taxi se alejó de la casa Wen, le envió un mensaje a Zed.

"Nos vemos en la Oficina".

Pasó toda la tarde, pero él nunca apareció. Ella estuvo esperando en los escalones de la Oficina con el Folleto apretado con fuerza entre sus manos. ¡La mañana había empezado tan bien! Su padre ya tenía el contrato que tanto quería, y ella tenía el Folleto en su poder. Ahora, todo lo que necesitaba era que Zed apareciera y la liberara de esa farsa de matrimonio, pero él no apareció y su teléfono sonaba ocupado cada vez que lo intentaba llamar. Cuando el sol de la tarde ya se había puesto y todos los funcionarios habían salido, finalmente se resignó a aceptar que no se divorciaría.

Jana se sentó a esperarlo en el sofá. Su humor era sombrío. Ahora que había adquirido el contrato, no era necesario que esa farsa continuara. No podía imaginarse teniendo que verle la cara todos los días al Sr. Qi, pues eso tarde o temprano la volvería loca. ¡Tenía que divorciarse de él!

Esperó hasta la medianoche, pero Zed no se presentó. Su ira fue mermando poco a poco, y sus ojos cansados no pudieron permanecer abiertos.

Un rato después, un auto se detuvo en el camino de entrada. Después de estacionarse, Zed se quedó mirando fijamente el volante. Numerosos pensamientos pasaban por su mente. Después de un rato, por fin suspiró y abrió la puerta del coche. Unos minutos más tarde, entró en la casa y caminó hacia el sofá, donde vio a la mujer acurrucada ahí como un gatito.

"Zed, ¿por qué no te presentaste en la Oficina el día de hoy?", preguntó Jana bostezando. Al escucharlo entrar a la casa, se había despertado, sin embargo, estaba tan cansada que sus ojos se negaban a permanecer abiertos.

"Estuve ocupado". El hombre era tan reservado que sus respuestas eran breves y concisas.

"Bien, ¿estarás libre mañana? Tenemos que arreglar el asunto del divorcio", dijo ella frotándose los ojos para ahuyentar el sueño. Después, posó su mirada en la gran roca silenciosa e infranqueable que tenía frente a ella.

Él no respondió. En cambio, se agachó y la levantó en sus brazos antes de dirigirse a la habitación, donde la colocó suavemente sobre la cama y la cubrió con una suave manta. La cama y la manta le resultaron tan reconfortantes, que Jana cerró los ojos y se quedó dormida al instante.

Cuando Zed notó el Folleto de Registro de Residencia en sus manos, frunció el ceño antes de quitárselo suavemente y guardarlo en su caja fuerte.

Al día siguiente, cuando Jana despertó, fue presa del pánico, pues el paradero del Folleto era en lo único en lo que podía pensar. ¿Dónde lo había guardado? Podía jurar que lo tenía consigo cuando Zed la llevó a la habitación. Ansiosa, lo buscó en toda la villa, pero no pudo encontrarlo. Como de costumbre, Zed ya se había ido a trabajar y no podía preguntarle nada. Estaba loca de preocupación.

'Espera. Hay que pensar detenidamente. ¿Dónde lo puse anoche?', y se obligó a repasar los pasos de la noche anterior. Su rostro palideció cuando se dio cuenta de que no tenía ningún recuerdo de dónde había colocado el Folleto. ¿Y ahora cómo iba a divorciarse sin él?

Además, si su padre se enteraba de que lo había perdido, se pondría furioso.

De repente, notó la cámara en el rincón más alejado de la habitación. Jana se había burlado de Zed por estar paranoico cuando supo que había instalado cámaras en todas las habitaciones, pero ahora, su corazón se llenó de esperanza.

Fue y encendió la computadora personal de Zed con la intención de revisar el video de vigilancia de la noche anterior, pero se sintió decepcionada al descubrir que la computadora estaba protegida por una contraseña.

Sin otra alternativa, no le quedaba más que llamarlo.

"Zed, ¿cuál es la contraseña de tu computadora?".

"¿Para qué la necesitas?".

"No puedo encontrar el Folleto de Registro de Residencia. Necesito ver los videos de vigilancia para ver dónde lo puse anoche".

"No recuerdo la contraseña".

"¿Qué? ¡Qué no la recuerdas! ¿Cómo no puedes recordar la contraseña de tu propia computadora? ¿Me estás tomando el pelo? Espera. ¡¿Acaso escondiste mi Folleto de Registro de Residencia?!". Jana estaba tan enojada que le lanzó varias preguntas sin darle tiempo para responder ninguna.

"¿Y qué si lo hice?", su voz era tranquila e indiferente.

Jana no lo podía creer, "¿Qué? ¿Por qué escondiste mi Folleto? ¿Acaso no te quieres divorciar?".

No podía entender que él ocultara ese Folleto.

"No".

Capítulo 5 ¿Está buscándose un novio

"¿Qué?", Jana no podía creer lo que Zed acababa de decir. Estaba completamente aturdida.

'Él... ¿No me dará el divorcio?'.

"Tú... ¡No puedes retractarte tan fácilmente! Estuviste de acuerdo con divorciarte, además de que...", hablaba con frases rotas. La respuesta de Zed había sido tan inesperada que su mente se volviera en un caos. La ansiedad la había inundado, y descubrió que no podía hilar sus pensamientos con claridad.

En respuesta a su ansiedad, él sonrió maliciosamente y respondió: "Debo hacerme responsable de ti".

Frustrada, Jana levantó las manos en el aire y las sacudió violentamente mientras hablaba, "No, no tienes que hacerlo. ¡Puedo hacerme cargo de mí misma!".

"Pero yo no me siento bien con eso". Mientras tanto, él encendió su computadora y la cámara 'en vivo' que tenía instalada en su casa, luego seleccionó el cuadro de la sala de estar. Frunció el ceño cuando vio a Jana paseándose frente al sofá. Se mordía las uñas y parecía preocupada.

"De hecho, yo soy muy abierta de mente. En cuanto a ti, no creo que seas un nerd con la mente nublada, ¿verdad? La sociedad ya no es tan conservadora. Hoy en día, es común que las personas hagan el amor consensualmente sin tener en cuenta formalidades como el matrimonio. Entonces, Zed, completemos el proceso de divorcio, pues así ninguno de los dos se verá limitado. Es una situación perfecta donde ambos salimos ganando".

'¿Limitado?', El hombre frunció el ceño. Su descuidada elección de palabras y la forma en que había descrito su arreglo encendió la furia dentro de él. Aunque trató de controlar sus emociones cuando habló, se podían sentir rastros de su ira, "Desafortunadamente, en verdad soy un tipo con la mente nublada, Sra. Qi. Por favor ten lista la cena. Volveré pronto".

Bip, bip, bip...

El sonido de la llamada desconectándose dejó a Jana muy confundida y bajó la vista hacia el teléfono.

'¿Qué demonios estás planeando, Zed? ¿Sigues bromeando sobre el divorcio?'. Furiosa e indefensa, necesitaba descargar su ira, así que agarró el cojín del sofá más cercano y golpeó repetidamente la pared con él.

'Espera, debería calmarme y pensarlo cuidadosamente. ¿Qué demonios está tratando de hacer este imbécil? ¿Estará pensando que obtuve la tierra con demasiada facilidad y, por lo tanto, estará tratando de ponerse a mano por todos los medios posibles?', continuó caminando por la sala mientras murmuraba para sí misma.

'Zed es un demonio de rostro frío. ¡Es imposible adivinar lo que está pensando! Lo único que puedo hacer ahora es seguirle el juego hasta que firme los papeles del divorcio por su propia voluntad'.

Habiendo decidido cuáles serían sus siguientes acciones, se dirigió rápidamente a la cocina, donde preparó laboriosamente cinco platos con carne y verduras, además de una olla de sopa.

Se sentía cómoda en la cocina. Era el lugar en el que había pasado la mayor parte de su infancia y adolescencia. Todo comenzó cuando tenía unos cuatro años. Poco después de que sus padres se divorciaron, su padre se casó con Joy Yi. Un año más tarde, Joy dio a luz a un par de bebés, lo que llenó de felicidad a su padre. Sin embargo, para Jana, los dos bebés recién nacidos significaron responsabilidades adicionales y más tareas domésticas. Desde entonces, fue tratada como una trabajadora doméstica. Al cumplir 15 años, sus tareas habían pasado de limpiar y picar las verduras a preparar las comidas completas.

Los desafíos que enfrentó en sus primeros años continuaron en su vida universitaria. Cuando se acercaba a su graduación, soñaba con irse de casa y encontrar un trabajo lejos de su familia. ¡Incluso trató con vehemencia de buscar oportunidades de trabajo en diferentes ciudades! Pero las cosas no salieron según lo planeado, ya que su padre arregló inesperadamente su matrimonio con Zed Qi, por lo que nunca logró revertir su situación. Simplemente había dejado a un hombre malo y controlador por otro igual.

Zed entró por la puerta justo cuando su mujer ponía la olla de sopa sobre la mesa. Esto la tomó por sorpresa, pues era como si él hubiera programado su llegada justo para esa comida. Sentada a la mesa, Jana descubrió que había perdido el apetito. Después de escoger su comida descuidadamente, se sentó con los palillos suspendidos en la mano. Su mente estaba ocupada con pensamientos sobre el divorcio. ¿Cómo forzaría a Zed a cumplir sus acuerdos anteriores? Lo miró varias veces, y parecía que estaba a punto de pedirle algo.

"Hmmm... Zed, sobre el Folleto de Registro de Residencia, ¿me lo puedes devolver?".

Como nadie había hablado desde que él llegara, esa pregunta rompió el silencio en la mesa del comedor, y Jana no pudo evitar tocar el fondo del tazón con sus palillos. Estaba tan nerviosa y sus movimientos eran tan descoordinados que parecía que iba a romper el cuenco.

"No se debe hablar mientras se come", respondió él secamente antes de seguir comiendo. Ella frunció el ceño y estudió a su marido. Al parecer estaba hambriento, a juzgar por la velocidad a la que engullía su comida.

Resignada, suspiró. No tenía sentido discutir con él, así que, tragándose su ira, asintió antes de continuar con su comida.

Zed probó todos los platillos que ella había preparado. Le gustó tanto la sopa que se sirvió dos raciones.

"Ya que sólo somos dos, puedes hacer una comida más sencilla en el futuro. Todos estos platillos son demasiado para nosotros", comentó después de terminar su comida.

'¿En el futuro? ¿Está realmente decidido a no divorciarse? ¿Cómo se atreve a utilizar la palabra futuro?'. Jana ya no soportaba sus juegos, de modo que levantó la voz, "¿Qué quieres decir, Zed? Tenemos acordado un divorcio y no te puedes retractar. No tienes derecho a arruinar mi futuro. Estoy ansiosa por salir de esta situación y encontrar un verdadero novio...", mientras hablaba, ella lo había tomado del brazo. Estaba tan abrumada con la idea de pasar el resto de su vida con ese hombre sin corazón que estaba a punto de echarse a llorar.

"¿Un verdadero novio?". '¡En realidad está considerando buscarse un nuevo novio! Debe pensar que ya no tengo manera de hacerla sufrir más, y el abandono con el que lo dice es la prueba'.

Él se sacudió las manos de ella con brusquedad y con demasiada fuerza, y como resultado, Jana perdió el equilibrio. Ella vaciló al borde de su silla y por una fracción de segundo, Zed pensó que caería, así que sin pensarlo, se estiró y la sostuvo hasta que estuvo segura. Aunque estaba enojado, se preocupaba por ella y no la soltó hasta que estuvo seguro de que estaba a salvo.

Zed entrecerró los ojos y los posó sobre ella. Al establecer contacto visual con él, notó la fuerte advertencia que representaba esa mirada. Después él dijo: "Eres una mujer casada. Si me engañas, eso me convertiría en un cornudo. No soportaré algo así. ¡Si algo así sucede, te juro que estarás condenada!".

Jana se estremeció ante esa amenaza, sin embargo, pronto recuperó el control sobre sí misma. Aclarando su mente, enderezó su cuerpo y habló con autoridad: "Si no quieres ser un cornudo, entonces divorciate de mí lo antes posible. ¡No puedo garantizarte fidelidad en una relación falsa!".

"¿Falsa? ¿Tienes alguna prueba de ello?", dijo él poniéndose en pie y acercándosele amenazadoramente. En unos segundos, su cara estuvo a la distancia de un dedo de la de ella.

No era necesario recordarle que se habían casado legalmente, que habían comparecido ante la autoridad correspondiente, y que habían completado todos los procedimientos requeridos para un matrimonio. Eso sin mencionar que ya habían consumado su matrimonio. No había manera de que ella pudiera afirmar que el suyo no era un matrimonio real.

"¿Por qué? ¿Por qué ya no quieres cumplir con nuestro acuerdo? ¿Por qué cambiaste de opinión tan repentinamente? No nos gustamos en absoluto, y tú no sientes nada por mí". Jana estaba desconcertada por las acciones de Zed. En todo ese tiempo, no había podido encontrar una explicación plausible del porqué él querría continuar con esa farsa. No había otra manera de obtener respuestas, más que preguntándole directamente, y así lo hizo. Había dejado escapar todas sus preguntas. Consciente de que él no tomaría muy bien ese comportamiento, se puso demasiado nerviosa y no osó mirarlo. Sabía que sus ojos serían tan profundos como el mar y tan oscuros como el cielo nocturno.

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Headline :Te prometo que me casaré con Charles Lu en nombre de Yvonne

Text :💞La Novia Sustituta💞
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Resumen: Un amor de comienzo equivocado por fin llegó a unir a los dos desconocidos estrechamente. ¿Tal vez en el amor existe el destino?

Autumn se vio obligada a casarse como novia sustituta por su hermana, la que se escapó de su propia boda a escondidas. El protagonista de esta boda era Charles, un hombre triunfante en sus negocios pero infame en su vida personal. Al principio Autumn pensaba que su vida matrimonial sería una pesadilla, ya que según lo que decían, su marido Charles estaba hecho todo un donjuán. Sin embargo, cuando se dio cuenta de que, en vez de eso, su matrimonio era un sueño agradable, el destino otra vez se la jugó...

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Capítulo 1 ¡Bien! ¡Me casaré con él!

¡Yvonne Gu huyó de su boda! Según los medios de comunicación, esta iba a ser la boda del siglo. Sin embargo, ahora podría resultar una broma.

Autumn Ye se miraba en el espejo, pisoteó el vestido de novia tendido en el suelo y pensó para sí misma, '¿Por qué? ¿Por qué tengo que encargarme de todo el lío que ha causado Yvonne Gu?'

"¡Sigue! ¡Si todavía estás furiosa, hay diez vestidos más para pisotear!" Wendy Ye, la madre de Autumn Ye, le dirigió una mirada severa y

ella sintió desfallecer el corazón, se quedó quieta y respiró hondo antes de comenzar a hablar: "Necesito dinero para pagar los gastos médicos de la abuela desesperadamente. Me casaré con Charles Lu en lugar de Yvonne Gu tan pronto como consiga el dinero".

Con una sonrisa irónica en la cara, Wendy Ye sacó su teléfono celular del bolsillo, llamó a su secretaria y le dijo: "Señorita Zhang, llame al administrador del hospital".

Después de colgar el teléfono, Wendy Ye fue a ver a Autumn Ye y se molestó al verla con aquel vestido de novia sin gracia. Se acercó a Autumn Ye con unas tijeras en la mano y

con mirada abatida, las levantó y le dijo: "No puedes mirarme así, a pesar de que eres mi hija, cada vez que te veo, me recuerdas al inútil de tu padre. Así que no me culpes por abandonarte, la gente tiene que ser egoísta y cuidar solo de sí misma".

Wendy Ye rasgó el vestido y le abrió un gran agujero en la manga.

Se dirigió al dependiente que estaba esperando fuera de la habitación y gritó: "¡No se quede ahí de pie, el vestido de novia está roto, traiga uno nuevo! Nuestra Yvonne no es una persona cualquiera; ella se merece el mejor vestido de novia".

Autumn Ye arrugó nerviosa la nariz. Era la primera vez que Wendy Ye admitía que era su hija, pero se sintió abatida de inmediato cuando Wendy Ye le contó al mundo que Yvonne Gu era su hija amada y que ella solo era una sustituta.

Autumn, se mordió el labio inferior y se rió con desprecio: "Desde luego que mi padre debía ser un inútil para casarse con una mujer como tú, quien se conforma con ser la mujer del tío Gu. Me haría más que feliz ver a otra mujer seduciendo al tío Gu como tú lo hiciste".

"¡Cállate! ¡Ni te atrevas!" Wendy Ye estaba furiosa, levantó la mano y ya estaba a punto de abofetearla, cuando vio el impecable maquillaje de Autumn Ye. Su fascinante belleza bastaba para calmarla. "No discutiré contigo hoy. ¡Ya está, cásate con Charles Lu y no hagas ninguna escena! ¡No deshonres al Clan Gu y a Yvonne!", le instruyó severamente.

Autumn Ye sonrió satisfecha.

¿Charles Lu? Era un hombre rico y poderoso, su nombre se había asociado a innumerables mujeres y tenía una novia para cada día del año. "¿Por qué ese hombre quiere casarse con Yvonne Gu?", se preguntó Autumn Ye.

"¡Termina con esta boda de una vez! Aunque no conozcas a Charles Lu, es una boda bastante decente. Me siento muy mal por abandonarte, pero serás una persona rica y disfrutarás de una buena vida de ahora en adelante. ¡Es hora de que hagamos borrón y cuenta nueva y comencemos de nuevo!"

Al escuchar las palabras de su madre, todos los sentimientos que Autumn Ye había guardado durante mucho tiempo dentro de ella brotaron en forma de lágrimas que corrieron por sus mejillas. "Ni un tigre despiadado trataría a sus cachorros como me trata mi madre", pensó para sus adentros.

Con furia, se aferró temblando al vestido de novia.

"¡Bien! ¡Me casaré con él! Te prometo que me casaré con Charles Lu en nombre de Yvonne Gu, pero... de ahora en adelante, no soy tu hija, no tienes derecho a entrometerte en mi vida, y si algo llega a sucederle a la abuela, ¡nunca te perdonaré!"

"Mientras te cases con Charles Lu, haré lo que tú digas".

Wendy Ye nunca se había mostrado tan amable con Autumn Ye, pero en ese momento haría cualquier cosa por ella con tal de conseguir que se casara con Charles Lu. Años más tarde, cuando Autumn Ye recordó este momento, suspiró pensando en lo impredecible del destino. Esta boda desesperada resultó ser su mejor protección más adelante. Las cosas que ella nunca había pensado que pudieran suceder, por fin llegaron a tener lugar.

"La boda va a comenzar. ¡Apresúrate, novia!".

La boda se llevó a cabo según lo programado: vestido blanco, alfombra roja, flores, invitados... La boda fue tan grande como la vio la gente en pantallas gigantes, pero el corazón de Autumn Ye estaba frío como un témpano, sin emoción alguna.

Aunque fue una gran boda, ella ni siquiera echó un vistazo a su esposo. Los invitados sonrieron a la pareja, pero Autumn Ye sintió que todos se estaban burlando de ella, que estaba como en un limbo el primer día de su boda.

Aunque Charles Lu estrechó su mano con fuerza, ella no le dirigió la palabra y después de la boda, él le soltó la mano agresivamente y dijo: "Vete a casa primero, tengo trabajo que terminar".

Autumn Ye fue enviada de regreso a casa con el conductor de Charles Lu y ella le preguntó con curiosidad adónde iría él. Parecía que el conductor conocía bien su paradero y respondió con indiferencia, "Lily Villa".

"¿Lily Villa?" Se rumoreaba que en Lily Villa vivía Rachel Bai, una celebridad. Autumn Ye sonrió con desinterés, parecía que los rumores eran ciertos y que Rachel Bai era la novia de su marido. En este momento, Charles Lu debía estar abrazándola y consolándola. Como ya tenía una novia, no habría sido difícil para él aceptar la oferta de Autumn Ye.

Había esperado a Charles Lu en la habitación nupcial durante largo rato, un ambiente de boda presidía la estancia, pero Autumn Ye no estaba de humor para romances ni ternura y

pensaba que él no regresaría esta noche. Entonces, se levantó y fue al baño para cambiarse de ropa y refrescarse.

Pasó mucho tiempo en el baño porque estaba muy cansada tanto física como mentalmente. Habían pasado muchas cosas hoy y necesitaba reflexionar.

Hacía mucho calor en el baño, el espejo estaba cubierto de vapor y su mente era una auténtica maraña.

Solo podía pensar en Wendy Ye, Yvonne Gu, Charles Lu y Rachel Bai y

empezaba a perder la calma.

Se dio un baño caliente y al salir se envolvió en una toalla, usó otra toalla para secarse el pelo y cuando salió del baño, vio a Charles Lu sentado en la habitación con la cara muy seria.

La habitación estaba prácticamente a oscuras, excepto por una lámpara de pared, pero aquella oscuridad no era nada en comparación con la que cubría el rostro de Charles Lu.

Al verle, se dio la vuelta inmediatamente y asió su vestido.

"Parece que estás desesperada por pasar la noche de bodas conmigo", se burló él.

El agua caía gota a gota de su cabello mojado. A pesar de que ya se había quitado el espeso maquillaje nupcial, los ojos de Charles Lu no se saciaban de ver su rostro desnudo.

Podía oler la fragancia de su propio gel de baño y vio que ella se sentía abrumada por su aroma dulce y fuerte.

pero inmediatamente recuperó la compostura cuando vinieron a su mente los ojos llorosos de Rachel Bai.

Llevaban juntos dos años y no podía decepcionarla así.

Capítulo 2 El acuerdo

"Yo...", respondió Autumn con los ojos muy abiertos, parecía inocente en aquel momento.

Antes de que pudiera terminar, Charles la interrumpió y sentenció: "Yvonne, te tomé como mi esposa solo para complacer a mi abuelo, pero si crees que te acostarás conmigo para poder consolidar tu estatus, es mejor que lo olvides, porque eso solo sucederá en tus sueños".

'Elegí a Yvonne entre miles de candidatos simplemente por dos razones principales. En primer lugar, se habla de la ciudad que Yvonne es una niña mimada de una familia rica. La inocente y estúpida chica se ha estado burlando. En segundo lugar, solo un cebo infernal saciará al astuto Simon Gu. Además, la compañía de Gu nunca representará una amenaza para mí.

¿Pero ves lo que pasó? Yvonne Gu trató de atraerme con su belleza tan pronto como llegué a casa. ¡No puedo creer que digan que es estúpida!

Está claro que ella sabe cómo seducirme usando su belleza como cebo.'

Autumn tenía ganas de proponerle a Charles un acuerdo, así que se tranquilizó. Cuando él la insultó juzgando equivocadamente su intención, ella se enfureció, se levantó de la cama y se sentó irguiéndose sobre los talones para mirarle valientemente a los ojos. Sus ojos oscuros le dejaron claro que no la tenía en demasiada estima y

la ira de Autumn alcanzó su cota más alta.

"Charles, tu novia es la hermosa Rachel Bai y estoy segura de que me encuentras vulgar y que piensas que no soy suficientemente buena para ti", dijo Autumn con una sonrisa burlona.

"Soy muy consciente de mis posibilidades, así que nunca esperaré recibir tu amor. Solo deseo que me hagas un pequeño favor y firmes esto, Charles". Autumn, agarrando con fuerza la toalla con una mano, sacó una carpeta de su bolso con la otra y le mostró el documento a Charles.

"Ya sé que no soy nada, querías que me casara contigo y lo hice. Sé que no soy más que una mera distracción para ti, pero ¿puedes dejarme marchar cuando no me necesites? Agradeceré mucho tu amabilidad", dijo Autumn con sinceridad. En su tono no había burla ni pretensión y

él se sorprendió al ver su coraje.

En el documento del acuerdo solo había dos oraciones escritas.

Término primero: La Parte A (Charles Lu) ayudará a la Compañía de Gu a superar esta crisis.

Término segundo: en ningún caso, la Parte A y la Parte B deben tener una relación íntima.

Autumn ya había firmado donde correspondía a la Parte B y Charles vio que firmaba de un solo trazo con naturalidad y que la tinta estaba repartida con fluidez, como si fueran nubes o volutas de humo.

Autumn debía ser tierna y firme a la vez.

"Charles, apúrate y fírmalo por favor", le pidió Autumn mientras le entregaba el bolígrafo.

Aún estaba en shock. Él creía que ella solo estaba intentando jugársela y

se había sentido culpable por la idea de usar a Yvonne, así que quería ser sincero con ella y la compensaría por el hecho de no amarla. El acuerdo acababa de dejarlo demasiado confundido.

"¿Qué estás tramando?"

"Charles", le gritó ella como respuesta mientras pensaba: "¿Por qué eres tan arrogante conmigo? No estoy planeando ninguna conspiración, de hecho no quiero tener nada que ver contigo. De ahí este acuerdo. ¿Lo entiendes?"

"Debes haber conocido a innumerables personas en tu vida, debe ser fácil para ti saber si estoy tramando algo. Y además, firmar este acuerdo no te perjudica, ¿verdad?"

Charles seguía mirando a Autumn sin pestañear. Sus ojos inocentes insinuaban que no estaba intentando engañarle, así que accedió a firmarlo, sin agregarle primero un nuevo término. Le dijo: "Lo firmaré con la condición de que hagas esto".

Autumn examinó el acuerdo y vio lo que él había escrito. "La Parte B Yvonne Gu debe comportarse como una buena esposa, de acuerdo con lo requerido por la Parte A".

No lo firmó hasta que Autumn asintió con cuidadosa consideración.

Se sintió aliviada al verlo firmar bajo su nombre y rápidamente se hizo de nuevo con el acuerdo antes de que él se retractara. Decidió que lo enmarcaría cuando fuera liberada de este lugar.

Charles tenía una expresión sombría y vacía.

Sus ojos se veían claros, brillantes como las estrellas. Sus largas pestañas aleteaban y su piel inmaculada era blanca, con un suave matiz rojo. Sus labios eran delicados como pétalos de rosa.

Charles estaba un poco obsesionado con el cuerpo de Autumn.

Para él, su figura era... ¡superencantadora! Y su rostro era muy elegante. Curvas perfectas que remataban unas grandes tetas y nalgas, exactamente como a Charles le gustaba. Su piel era suave y parecía muy bien hidratada.

Un silencio tenso se extendió sobre la habitación. Levantó la cabeza y lo buscó. Cuando se dio cuenta de que la estaba mirando, se sonrojó, pero de inmediato recogió la toalla del suelo para cubrirse.

Le miró tímidamente; estaba de pie junto a ella, parecía tranquilo y racional y por la expresión de su rostro, parecía como si nada hubiera pasado.

Era obvio que estaba algo decepcionada.

Ella siempre pensó que no tenía una figura perfecta o incluso unas nalgas perfectas y siempre estaba insatisfecha con su cuerpo. Y la reacción de Charles la decepcionó aún más.

Por desgracia, ella nunca sabría lo difícil que fue para él controlar su expresión, porque no quería perder el control delante de esta joven.

Pero tampoco podía ignorar el destello de decepción que brillaba en sus ojos.

Charles no tuvo una relación física con Rachel en los dos años que llevaban juntos, e incluso cuando dormían en la misma cama, se comportaba como un auténtico caballero. Por supuesto, fueron pocas las noches que pasaron juntos.

Rachel fue la que mejor lo conoció. Según Charles, ella era la chica más considerada y él no quería hacerla suya antes del matrimonio.

La respetaba y respetaba el amor del uno por el otro.

Siguió mirando a Autumn, aunque sus pensamientos aún se dirigían hacia Rachel.

Como Autumn no podía soportar más su mirada, le dijo, "Es tarde, creo que deberías ir a la cama", enfatizando la palabra "ir".

Le mostró esta actitud porque no quería dormir en la misma habitación que él, así que le recordó que debía irse.

Él comprendió la situación e inmediatamente regresó a su estudio después de responder con un OK a Autumn.

A la mañana siguiente, Autumn se despertó alarmada por la realidad de estar casada y ser la señora Lu. Pero en el fondo, sabía que sería reemplazada por la novia de Charles tarde o temprano.

Ella tenía un permiso de tres días para asistir a la boda de Yvonne, pero ahora tenía que ir a trabajar.

Después de refrescarse, salió de la habitación y vio a Charles sentado en el comedor.

La ceremonia de boda fue muy ajetreada y por la noche no pudo ver su rostro claramente en oscuridad de la habitación. Hasta entonces que ella lo había visto con claridad, pero

tenía que admitir que estaba casada con un hombre increíblemente guapo.

Capítulo 3 De vuelta al trabajo

El traje negro resaltaba su cuerpo masculino, y su intenso rostro claro y cincelado hacía difícil apartar los ojos de él.

"¿Puedes dejar de mirarme? Siéntate a desayunar", dijo Charles, sin siquiera mirarla.

Autumn sintió vergüenza de que él leyera su mente. Se sentó en silencio a su izquierda.

El desayuno era magnífico, pero Autumn tuvo suficiente con un tazón de avena. Dejó el tazón y la cuchara, y descubrió que Charles la estaba mirando. "¿Por qué no duermes más? No necesitas levantarte tan temprano", le dijo él.

"Está bien". Autumn negó con la cabeza. Se dio cuenta de que el comportamiento de Charles era muy diferente al de ayer. Aunque todavía actuaba de manera distante, era más amable. Así que decidió entablar una conversación con él. "Pedí tres días de licencia. Ya es hora de volver al trabajo."

"¿Trabajo?" Charles estaba confundido. No tenía idea de que esta mujer ignorante tenía un trabajo real, porque sus hombres no le habían dicho nada al respecto.

"¡Sí, trabajo!" Autumn miró la hora y dijo, "Se me hace tarde, debería irme ahora."

"Espera." Charles se levantó y se abotonó el traje. "Yo también voy a trabajar, vamos en la misma dirección, puedo dejarte en tu oficina", dijo.

¿En la misma dirección? Si ni siquiera sabía dónde trabajaba. ¿Cómo iba a llevarla?

Le generaba desconfianza, pero él insistió. Cuando se subieron al auto, le dio la dirección. Se recostó en el asiento para descansar un poco.

Charles no dijo nada, pero por su mente pasaban muchas cosas.

Autumn le había dado la dirección de una agencia de publicidad muy famosa de la ciudad Y. Era una empresa pequeña, pero bastante prometedora.

Por lo que él sabía, esta empresa no tenía ninguna relación con la familia Gu. Se preguntó, ¿por qué una mujer de la familia Gu trabajaría allí?

Sucedía que ahora, su compañía trabajaba con esa compañía. Quería ver qué quería hacer Autumn exactamente.

Justo cuando estaban por llegar a su oficina, Autumn se "despertó". Le pidió que la dejara en la esquina.

Sabía lo que podría pasar si sus colegas la veían bajar de una limusina.

Charles no preguntó mucho, y detuvo el auto como ella le indicó. Autumn se bajó del coche de buen humor y lo saludó con la mano antes de entrar al edificio.

Era la primera vez que Charles veía a alguien tan feliz de ir a trabajar.

Los tres días de licencia la hicieron un poco perezosa. Se dio ánimos en la puerta de la Cloud Advertising Company.

Aunque ahora era la señora Lu, estaba decidida a trabajar tan duro como pudiera. Sin importar qué cambios ocurrieran en su vida, juró que no renunciaría a su trabajo. Era su única fuente de seguridad y estabilidad financiera. Después de todo, tenía que pagar los gastos médicos de su abuela enferma.

"¡Ye, por fin regresó!", la saludó el gerente Ryan Zhou apenas entró. Tres años atrás, era una asistente común, pero ahora era la mejor planificadora publicitaria de la empresa.

No era la más educada ni la más obediente, pero era definitivamente la asistente más capaz de Ryan Zhou.

Autumn se sorprendió al ver al hombre frente a ella. Su rostro tenía barba de varios días. Aunque había estado fuera solo tres días, al mirarlo, ella tenía una sensación de que se había ausentado durante mucho tiempo. El hombre parecía terriblemente cansado.

Ryan Zhou la abrazó y le suplicó sinceramente: "Ye, esta vez debes ayudarme."

De su relato confuso, Autumn dedujo que había aceptado un proyecto muy importante. A pesar de que toda la compañía había trabajado unida, y había revisado el plan cinco veces, el cliente no había quedado conforme. Todos se habían sentido frustrados y Ryan era el más frustrado de todos.

Su compañía estaba establecida desde hacía mucho tiempo. Pero esta era la primera vez que experimentaba el fracaso.

"¿Quién es este cliente?" Autumn frunció el ceño.

"¿Quién más podría ser? Es la Shining Company..." Ryan suspiró y continuó. "El día ocho del próximo mes la empresa celebra su aniversario, y estamos planificando una fiesta del vino".

"¿Shining Company?" ¿No era esa la compañía de Charles?

"¿Pidieron una fiesta del vino?" A Autumn le resultó divertido.

La mayoría de las empresas eligían celebrar sus aniversarios de esta manera. Por un lado, se ajustaba a las convenciones, y por otra parte, una buena cena era un premio para el personal que había se había esforzado mucho en su trabajo para la empresa. Pero le resultaba extraño imaginar a Charles de traje proponiendo un brindis a los empleados uno tras otro.

Por eso había hecho esa pregunta.

"Oh, no, no lo hicieron", contestó Ryan. Solo habían pedido un presupuesto para la celebración, pero no lo limitaban a una fiesta del vino.

"Muy bien, dame los documentos de la empresa. lo intentaré". Ryan le agradeció mil veces. Si su planificadora más talentosa no podía encontrar una solución, entonces definitivamente estaba jodido.

Así que en el primer día de vuelta al trabajo, Autumn estuvo ocupada con este banquete. Tan ocupada que incluso se olvidó de almorzar. Wendy Ye llamó para recordarle eso.

Aunque su recordatorio fue más bien un apremio.

"Autumn, ¿has almorzado ya?" Wendy fingió desempeñar el papel de una madre preocupada.

Si no le hubiera pedido que se casara con Charles ayer, Autumn se habría sentido realmente conmovida por su preocupación. Pero ahora...

había perdido todo su amor y respeto por Wendy Ye.

"Guárdatelo. ¿Qué quieres? En este momento estoy ocupada con esta planificación."

"¿Qué?", gritó Wendy, "¿Vas a trabajar al día siguiente de tu boda?"

"¿No debería?" Autumn se rió con desdén. "¿Crees que Charles me dará su dinero?"

"Por supuesto que lo hará ya que ahora eres su esposa...", murmuró Wendy. Pero Autumn no tenía tiempo para escuchar sus tonterías. Así que la interrumpió. "¿Qué demonios quieres de mí? Voy a colgar el teléfono".

"Espera, espera, espera...", la detuvo Wendy. En realidad, a Wendy no le preocupaba Autumn, lo que quería saber era cómo iba la promesa de Charles. "Autumn, ahora que estás casada con él, pregúntale a mi yerno sobre su promesa. ¿Cuándo la cumplirá? Tu abuela... está esperando que se pague otra factura médica..."

Autumn apretó los dedos, cuyas puntas se habían vuelto blancas. Logró controlar sus sentimientos sin echar la ira a Wendy. "Confía en mí, voy a cumplir mi promesa. Pero si algo le pasa a mi abuela, te juro que destruiré todo lo que amas. Tienes mi palabra".

Wendy respondió con un sonido halagador. "No te preocupes, después de todo, ella era mi suegra..."

Autumn decidió terminar la conversación.

Alguna vez había soñado con mejorar el vínculo familiar, pero ya no quería nada.

Capítulo 4 El plan de Rachel Bai

Después de colgar el teléfono, Autumn decidió almorzar, sus colegas ya se habían ido de la oficina. Al sentir un dolor agudo en la espalda, resultado de años de trabajo arduo, se levantó y se estiró un poco. Tenía hambre, así que bajó las escaleras para tomar un bocado rápido. Al llegar a la planta baja, vio una silueta confusa pero familiar, era Yvonne, que sostenía el brazo de un hombre con fuerza.

¿No había huído Yvonne de la boda? ¿Qué estaba haciendo aquí?

Justo cuando Autumn se acercó a ver quién era la mujer, alguien la abrazó con fuerza, en ese momento, un camión gigante le pasó muy cerca.

"¿Quieres morir?", gritó Charles. Su voz sonaba enojada y también preocupada. Autumn apartó a Charles, pero la mujer del otro lado de la calle ya había desaparecido.

"Te estoy hablando, señora, ¿me escuchas?" Charles hervía de ira. Había venido desde su oficina para almorzar con Autumn, y la había visto correr desesperada al medio de la calle. Todavía estaba un poco asustado por lo que podría haberle pasado.

Si él no la detenía, ella...

"¿Qué te trae por aquí?", preguntó Autumn.

Solo si encontraba a Yvonne podría recuperar su identidad, ya no quería vivir más como Yvonne.

Charles estaba muy serio, le había salvado la vida, pero Autumn se veía tan fría, ¿no debería tirarse en sus brazos y agradecerle por salvarla?

"Oye, te salvé, pero tú..."

"Gracias." El agradecimiento aplacó el enojo de Charles, pero no sabía qué decir.

"Gracias." Autumn pensó que Charles no la había escuchado, así que lo repitió, "Podría haber muerto, si no fuera por ti".

"Así que conoces las buenas costumbres", dijo Charles en tono burlón.

Autumn se mordió el labio y no dijo nada.

"¿Comiste?" Como Autumn seguía muda, Charles decidió cambiar de tema: "¿Qué tal si almorzamos juntos?"

"No, no me parece buena idea", Autumn negó con la cabeza, "Ya he comido algo, vete, hoy tengo que trabajar horas extras, así que probablemente regrese tarde esta noche, no me esperes".

Se dio vuelta y se fue. Esta actitud irritó a Charles, ¿cómo se atrevía Autumn a decirle que no?

¡Bien!

¡Muy bien!

¡Autumn tendría que pagar por esto!

Autumn ni siquiera se molestó en pensar por qué había venido Charles, todo lo que ella quería era subir y terminar la planificación para Shining Company. Ya en la oficina, estaba ocupada leyendo la información disponible, con la esperanza de encontrar algo que le sirviera.

Sin embargo, antes de darse cuenta, ya llegó la hora de salir de trabajo, pero ella todavía estaba enterrada bajo una pila de trabajo.

Charles quería castigar a Autumn por su comportamiento grosero, sin embargo, igual condujo hasta su oficina después del trabajo. Vio salir uno por uno a los empleados de Cloud Advertising Company, pero Autumn no estaba a la vista, así que

cerró su auto y entró al edificio.

Autumn estaba muy concentrada leyendo la información en la pantalla de su computadora, por lo que no se dio cuenta de la llegada de Charles. Él se quedó en la puerta mucho tiempo, pacientemente, hasta que de repente, recibió una llamada de Rachel Bai.

Rachel acababa de terminar su trabajo; la noche anterior, al despertarse, descubrió que Charles se había ido sin avisarle, y estaba enojadísima con él, pero sabía muy bien que Charles se rendía solo ante los débiles, no ante los fuertes. Entonces, si perdía la paciencia, él se iría; en cambio, no rechazaría su dulzura, así que siempre era dócil y respetuosa con él, y si derramara algunas lágrimas, él haría todo lo que le pidiera.

Charles contestó el teléfono y escuchó la voz suave de Rachel: "Charles, ¿dónde estás? Acabo de terminar de trabajar, ¿quieres que cenemos juntos hoy?"

"Por supuesto." La voz de Rachel aplacó la ira de Charles, y pensando en los poderes mágicos de Rachel, Charles se olvidó de Autumn. Salió del edificio y le preguntó, "¿Dónde estás? Quizás puedo ir a buscarte".

"Estoy en el..." Rachel le dio la dirección, y esperaba pacientemente a Charles.

El abuelo de Charles, Gary, no la quería, pero ya era viejo y no le quedaban muchos años de vida.

Además, Charles le había prometido a Rachel que mantendría su integridad sin importar con quién contrajera matrimonio. Así que, todo lo que tenía que hacer era esforzarse más para mantenerlo a su lado para siempre; y así, un día, ella sería su esposa.

Rachel no tuvo que esperar demasiado, Charles ya estaba aquí. Subió al auto, besó a Charles en los labios y le preguntó con una sonrisa dulce, "¿Qué cenamos?"

"Hay un nuevo restaurante francés elegante cerca, ¿te gustaría ir allí?" Charles inclinó su rostro hacia Rachel para preguntarle su opinión.

"Bueno, hazme caso esta noche", Rachel parpadeó inocentemente y se rió alegre cuando Charles asintió.

Rachel llevó a Charles a un hotel. En el ascensor, Charles frunció el ceño, "¿Aquí querías venir?"

"Sí", estrechó con fuerza el brazo de Charles y dijo: "Salí muy cansada del trabajo, quiero estar contigo en un lugar tranquilo sin que nadie nos moleste".

Apoyó la cabeza en el hombro de Charles y continuó: "La comida aquí es deliciosa, podemos pedir servicio a la habitación, ¿estás de acuerdo?"

"Está bien", Charles asintió con la cabeza, a pesar de su tono de voz frío, la adoraba.

Rachel estaba conforme, sabía que Charles nunca demostraba sus emociones.

A pesar de tener una relación estable, en estos dos años no habían tenido relaciones, pero ahora Rachel estaba ansiosa; Charles se había casado con otra para complacer a su abuelo, quería acostarse con Charles esta noche, mejor aún, pensó, si se quedaba embarazada y tenía un hijo varón. Y si eso no funcionaba, tenía otro plan preparado.


Capítulo 5 La convivencia

Abrieron la puerta de la habitación y entraron, Charles llamó al servicio de habitaciones para pedir algo de comida, mientras que Rachel fue al baño a tomar una ducha. Cuando Rachel salió del baño, el camarero del hotel estaba sirviendo la comida en la mesa.

"Huele tan bien", dijo sonriendo Rachel, "¿Abrimos una botella de vino?"

"Bueno". Charles era un hombre con mucho autocontrol, así que rara vez bebía cuando tenía que conducir, pero hoy aceptó beber un poco de vino. Rachel estaba muy emocionada por esto, "Toma un sorbo", le sirvió a Charles una copa de vino y atenuó a propósito la luz de la habitación. La luz de las velas en la mesa iluminaba su rostro, llevaba una bata de baño y había atado flojo el cinturón, por lo que algunas partes íntimas de su cuerpo quedaban descubiertas.

Ella creía que Charles podía ceder ante tal tentación, y sentirse atraído por ella.

"¿Qué sabor tiene?", Rachel frotó ligeramente la pierna de Charles con su pie descalzo y una sonrisa seductora.

"Tiene buen sabor". Se sintió frustrada por la respuesta seria de Charles, pero no se desanimó, y se sentó en la mesa frente a él, con un vaso de vino en la mano. Ahora sí, Charles entendió su intención, y frunció un poco el ceño.

"Charles, hemos estado juntos... cerca de dos años, ¿verdad?", preguntó Rachel suavemente, mientras hacía girar el vino en su copa.

"Hmm", fue la respuesta de Charles. De alguna manera, se le ocurrió la existencia de Autumn.

La noche anterior, Autumn había aparecido frente a Charles, igual que Rachel hoy. Charles se sentía más atraído por el delicado y blanco rostro de Autumn que por la fascinante y coqueta Rachel.

"De hecho..." Rachel se detuvo y bajó ligeramente la vista, la luz cayó sobre sus largas pestañas y la sombra cubrió su rostro.

Tenía una especialización en actuación, así que sabía muy bien cómo verse más atractiva y cómo cautivar a un hombre con su belleza. Hizo todo lo posible para seducir exitosamente a Charles.

"Charles, estoy dispuesta a...", bajó la cabeza y se sonrojó. Era bastante evidente lo que quería decir.

Al ver que Charles no respondía, Rachel, audazmente, dejó su copa de vino y se sentó en el regazo de Charles, acurrucándose en sus brazos. Dibujó círculos en su pecho con su dedo, pero Charles la detuvo:

"Rachel, no..." Frunció el ceño, y hasta pensó que si Autumn estuviera con él en el hotel, probablemente nunca haría algo tan atrevido.

"Charles, yo puedo", Rachel no tenía intención de darse por vencida, no había sido fácil tener esta oportunidad, por lo que no se rendiría tan fácilmente.

"No". Y agregó: "Nunca hice algo así contigo antes, y ahora estoy casado, así que no puedo hacerlo. Rachel, no te haré esperar tanto, créeme".

Aunque estaba en la habitación del hotel, quería correr a la Cloud Advertising Company.

"¡Charles!" Rachel se sintió un poco molesta, nunca había estado tan decepcionada. Charles siempre había razonado con ella pacientemente, pero hoy no, había cambiado realmente, y Rachel se sintió deprimida cuando se dio cuenta.

"Rachel, descansa bien hoy, te veré mañana", dijo Charles sin emoción.

"No, no te dejaré ir", dijo Rachel, y lo abrazó por detrás. Charles olió su fragancia agradable, pero ya no la deseaba.

Rachel lo abrazó con fuerza, tenía la fuerte sensación de que lo iba a perder ahora, y no estaba dispuesta a renunciar a él, así que comenzó a besarlo.

Charles la besó en la frente y se levantó rápidamente. Luego le dijo: "Se está haciendo tarde, deberías irte temprano a la cama, yo también tengo que volver a casa".

"¿Charles? ¡Charles!" Charles simplemente ignoró el insistente llamado de Rachel, e incluso aceleró el paso.

Rachel perdió toda la esperanza, había hecho todo lo posible para quedarse con él, hasta había puesto su autoestima y su reputación en juego, pero el desalmado Charles simplemente la dejó. Había herido su orgullo, haciéndola sentirse impotente y desconsolada, "Charles Lu..." Dijo su nombre mentalmente, parecía enfurecida.

No podía tolerar lo que Charles le había hecho hoy, y decidió no dejarle nunca vivir en paz.

Las noticias sobre la historia de amor entre Rachel, la famosa estrella, y Charles, el CEO de Shining Company, se difundirían por toda la Ciudad en muy poco tiempo, y con esta noticia en circulación, la esposa de Charles se sentiría decepcionada y abandonaría a su esposo infiel.

Antes, Rachel siempre había escuchado a Charles, pero ahora estaba casado con otra mujer.

Esta vez, ella no sería tan tonta.

Rachel se puso la bata y con rostro inexpresivo, llamó a alguien: "Leo, ¿has tomado alguna foto de Charles y yo? ... Bien, por favor ayúdame a hacer esto, te pagaré la cena cuando esté terminado".

Rachel colgó el teléfono y miraba por la ventana, la noche fría agitó sus sentimientos, se sentía amargamente decepcionada y con el corazón roto.

Pensó que ya era hora de tener un encuentro con esa 'Yvonne Gu' y hacerle entender que solo le había 'prestado' la identidad de la esposa de Charles de forma temporaria.

Autumn estaba ocupada trabajando en su oficina, y no volvió a casa hasta la medianoche. Charles la esperaba en su estudio y se sintió aliviado al escuchar los pasos de Autumn.

Ya en casa, Autumn puso su alarma 20 minutos antes para tener suficiente tiempo para tomar el metro al día siguiente, pero para su sorpresa, cuando bajó a la planta baja por la mañana, Charles también se despertó.

"Buenos días". Siempre se iban a ver, ya que vivían en la misma casa. Autumn saludó a Charles y se sentó a desayunar.

Él la miró fijamente, la luz de su habitación se había apagado a las cuatro de la mañana, pero igual se levantó muy temprano y se la veía con energía, se preguntó si su trabajo realmente la hacía tan feliz.

"Estás muy ocupada en tu trabajo, ¿verdad?" Era la primera vez que Charles mostraba preocupación por la vida cotidiana de su "compañera de piso".

Autumn se sorprendió un poco por sus palabras y asintió levemente, "Sí, me había tomado unos días libres y ahora tengo mucho trabajo por hacer, además, mi jefe aceptó un caso realmente importante, así que tengo que trabajar horas extras estos días".

Cuando recordó que era el caso de la Shining Company, le preguntó con cautela: "Señor Lu, si tu compañía va a tener una fiesta anual, no harás una fiesta de vino, ¿verdad?"

Tenía que presentar la propuesta hoy, así que se había quedado despierta casi toda la noche trabajando para completarla. Anoche solo había dormido unas dos horas.

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Text :Jana Wen soltó un quejido mientras la luz del sol le daba en el rostro. Sabía que tenía que levantarse de la cama, pero su cuerpo no estaba de acuerdo. Se sentía agotada a pesar de lo mucho que había dormido.

Cuando puso atención a su entorno, escuchó la voz de un hombre. Al escuchar con más atención, se dio cuenta de que él estaba hablando por teléfono, y por lo que pudo captar, parecía que estaba a punto de irse. Se frotó los ojos tratando de convencerse de salir de la cama, y volvió a quejarse cuando por fin se levantó y se giró hacia la puerta de la habitación.

"Zed Qi...", susurró Jana Wen al ver a aquel hombre. Golpeteó el suelo con uno de sus pies descalzos y le sonrió tímidamente al hombre mientras esperaba a que él terminara de hablar.

"Está bien, hablaremos más tarde en la compañía", terminó él bruscamente la conversación. Un pitido se dejó escuchar cuando la llamada se desconectó, y entonces él se volvió para mirar a la mujer que estaba junto a la puerta.

Los ojos de Zed Qi recorrieron lentamente el cuerpo de Jana, cuya piel pálida contrastaba de manera sutil con el color de la sábana. Le gustaba especialmente la manera en que su cabello revuelto se sumaba a su gran atractivo, pensando que Jana se veía aún más hermosa y encantadora a la luz de la mañana.

"Estoy esperando", dijo él despreocupadamente. Parecía un poco impaciente.

Jana se rió entre dientes, "La propiedad en los suburbios, ¿si podrías...?".

"¡De ninguna manera!", su reacción fue inmediata. Ni siquiera la dejó terminar su petición.

Ella se sorprendió un poco por esa reacción. Lentamente, caminó hacia él y le dijo: "No creo que estés muy seguro de que esa propiedad tenga potencial. Además, ya eres bastante rico. ¿Por qué te aferras a ella?".

El hombre frunció el ceño, y sus ojos profundos eran de una frialdad aterradora. En voz baja y grave dijo, "Sra. Qi, por favor ten cuidado con lo que dices. Esa propiedad es mía, además, ¿sabes cómo pides favores?".

Jana apretó los puños. A pesar de que su tono arrogante y desdeñoso la disgustaba, se obligó a sonreír de manera tentadora. ¡Necesitaba que él aceptara su petición!

"La acabas de recibir ayer...", murmuró ella suavemente.

Él no pareció haber oído su comentario. Se acomodó la camisa antes de agarrar su abrigo, y luego se dio la vuelta para irse.

Determinada a salirse con la suya, Jana lo alcanzó y lo tomó del brazo. Luego miró a su esposo con su expresión más encantadora y le suplicó: "Por favor, hazme ese favor. Sé que eres un hombre muy generoso. Prométeme que le cederás esa propiedad a la familia Wen. Prométemelo, ¿de acuerdo? Prométemelo...".

Zed se sacudió de encima las manos de la mujer. Molesto por su perenne insistencia, le dirigió una mirada severa y extremadamente fría: "¡No!".

"¡Tú!", Jana se enfureció. No podía entender el porqué de su terquedad. Ya no le era posible ocultar su frustración, puesto que ya había intentado varias estratagemas para convencerlo, y en cada ocasión había fracasado.

Sin agregar otra palabra, Zed salió de la habitación.

Como Jana no estaba vestida apropiadamente, no lo siguió. En vez de ello, respiró hondo varias veces y regresó a la habitación.

Una vez en el armario, escogió la ropa que iba a ponerse. Mientras estaba de pie frente al espejo, no pudo evitar maldecir, "Eres un idiota, Zed. Me esforcé demasiado. ¡Incluso dormí contigo anoche! No puedo creer que ni siquiera hayas considerado mi petición. ¡Vamos a ver cómo te sentirías si la situación se invirtiera!".

Cuando ella levantó la pierna para meterse en sus pantalones, sintió un dolor repentino entre los muslos. Los recuerdos de la noche anterior la inundaron y maldijo al hombre una vez más.

De repente, vio que una mano larga y fina sosteniendo un vestido apareció frente a ella.

Se volvió con una mirada asustada. Había estado maldiciendo a su marido, y ahora él estaba parado justo detrás de ella, mirándola con curiosidad.

"¿Podrías repetir lo que acabas de decir?". La cara de Zed se oscureció y apareció en ella una sonrisa sardónica.

'¡Pero sí lo vi irse! ¿O no lo hice? ¿Cómo es que volvió tan pronto? ¿Y ahora qué hago?', se preguntó ella. Se encontraba en un callejón sin salida. ¿Ahora cómo podría justificar todas las cosas que acababa de decir?

Para complacerlo, ella usualmente se comportaba decentemente y con elegancia frente a él. 'Supongo que escuchó todo lo que dije. Seguramente ahora se negará con más firmeza a ayudarme con esa propiedad. Oh, todo ha terminado'.

Como no estaba segura de lo que él había escuchado, decidió hacerse la tonta. "No dije nada. ¿Escuchaste a alguien hablar? Yo no escuché nada". Aunque avergonzada, se sacudió casualmente el cabello de la mejilla. Ya estaba más calmada y logró esgrimir una sonrisa, sin embargo, sus manos temblorosas la traicionaron.

La expresión sombría de su esposo empeoró. Asustada, Jana se estremeció. Después de observarla por un momento, él le arrojó el vestido en sus brazos antes de volverse hacia el gabinete y tomar las llaves del auto.

'Así que olvidó las llaves del coche'.

Mirando la espalda de Zed mientras este se alejaba, ella agitó los puños en el aire y murmuró con ira: "Si hubiera sabido que eras un imbécil sin corazón, ¡no habría dormido contigo!".

Al recordar lo salvaje que él había sido la noche anterior, la vergüenza y la culpa la inundaron. No sentía más que odio por sus propias acciones.

El matrimonio entre ellos dos no era más que un trato comercial. Este matrimonio titular, no obstante, había sido arreglado por el codicioso padre de Jana, quien la había obligado a dormir con Zed justo antes de que se divorciaran. Se sentía como una prostituta.

¿Y qué había obtenido de todo esa intriga? Tan sólo había aprendido una lección: que Zed no era tan tonto como la habían hecho creer.

Como sus planes habían fallado, no tenía otra alternativa más que ir a casa y decirle a su padre la verdad.

Una vez en la casa de los Wen, Jana le explicó su fracaso a su padre. El Sr. Wen se enfureció y estrelló una taza de té contra el suelo.

"¿Tan fácilmente te rendiste? ¿No pudiste hacer lo único que te pedí que hicieras?".

Ella bajó la cabeza y se obligó a disculparse, "Lo siento, padre. Hice todo lo que pude. No hay nada más que pueda hacer. Zed Qi y yo nos divorciaremos pronto. ¿Puedo quedarme en casa ahora?".

Su matrimonio había sido una experiencia bastante desagradable. Zed, su marido nominal, siempre se mostraba frío con ella. No podía entenderlo y cuanto más se esforzaba, más frustrada y ansiosa se sentía. Ahora, después de la alocada noche que había pasado con él, se sentía muy avergonzada. No se sentía capaz de enfrentarlo de nuevo.

"¡Por supuesto que no! Estás casada con ese hombre. Puedes usar ese matrimonio para conseguir lo que quieras. No hay necesidad de aceptar el divorcio. ¡Ni sueñes con volver a casa antes de que logres doblegarlo!", la amenazó su padre antes de obligarla a irse.

Como no tenía otra opción, regresó a la casa de Zed y esperó a que él llegara. Sabía que tenía que hablar con él sobre la propiedad nuevamente, pero ya no quería estar atrapada en ese matrimonio sin sentido. Tenía que encontrar una salida.

Jana pasó la noche sola en esa enorme casa. Finalmente se rindió cuando cayó en la cuenta de que él no iba a regresar.

Sola, se dejó consumir por la compasión. Se sentía devastada y no podía aceptar que su esfuerzo de la noche anterior ni siquiera valiera una discusión propiamente dicha sobre aquella propiedad.

Cuando Zed regresó a la mañana siguiente, se veía muy cansado. Después de cruzar la puerta, se dirigió directamente al dormitorio.

"Regresaste". Jana hizo a un lado su dignidad y se mostró complaciente. Le ayudó a colgar su abrigo y le secó la cara con una toallita húmeda. Estaba decidida a hacer todo lo posible por complacerlo.

"Me voy a la cama", le dijo él cortante antes de levantar la colcha y acostarse. La mujer suspiró, ya que él parecía que no tenía intención de hablar con ella.

'¿Qué excusa le daré a mi padre si vuelvo a fallar?'. Al recordar el consejo que le había dado acerca de su matrimonio, frunció el ceño. La cita para el proceso de divorcio era al día siguiente, según lo habían acordado previamente.

'Ya no tendré más oportunidades. Es ahora o nunca'.

"¿Trabajaste toda la noche, Zed? No te ves muy bien. Si quieres te puedo dar un pequeño masaje. Eso te ayudará a relajarte", susurró ella, pero él no reaccionó. Jana interpretó su silencio como una concesión y puso sus dedos sobre sus hombros. Cuando comenzó a masajearlo, se cuidó de apretar fuerte para evitar que se durmiera.

"Aunque nos divorciaremos mañana, hemos estado juntos", ella se sonrojó y vaciló, ya que no se atrevía a mencionar lo sucedido la noche anterior. Dudó un poco antes de intentarlo de nuevo. "Hemos tenido, ya sabes, relaciones de marido y mujer. ¿Podrías dejarme esa propiedad a manera de regalo de divorcio?". Cerró los ojos y se mordió el labio mientras esperaba a que él respondiera.

Zed abrió los ojos. Aunque parecía cansado, esa petición parecía haber provocado que sus ojos brillaran. "Y tú, ¿qué me darás como regalo?", preguntó.

Capítulo 2 De acuerdo, es un trato

"Tú...". Jana se atragantó al escuchar su pregunta, y no pudo evitar sonrojarse antes de murmurar para sí misma: '¡Maldito sea, ni en este caso puede dejar de actuar como un hombre de negocios! Lo único en lo que puede pensar es en imponer sus condiciones'.

"Será mejor que te vayas si no tienes nada más que hacer, me voy a dormir ahora, a menos que...". Zed levantó una esquina del edredón y palmeó la almohada que estaba su lado.

Jana había pasado la noche preparando argumentos para convencerlo, pero después de ver su sutil invitación, su mente se puso en blanco.

Ella le dio la espalda, pero no pensaba darse por vencida.

"Si no accedes a cederle la propiedad al Sr. Wen, ¡entonces no me divorciaré de ti!". Sin otro recurso, se había visto obligada a usar el divorcio para negociar con él. Después de su afirmación, se volvió y miró a Zed con ira.

"De acuerdo, es un trato". Su voz era tan indiferente que sonaba como cuando cerraba un trato de negocios, rápido y decidido.

"¿Qué?", ella no podía creer lo que había oído. Pensando que quizá había escuchado mal, miró al hombre con consternación.

Pero este cerró los ojos y fingió dormir.

'¿Qué acaba de decir? ¿Que sigamos casados?', pensó estupefacta, creyendo que su respuesta había sido producto de su imaginación. No había forma de que él estuviera satisfecho con ese acuerdo y quisiera permanecer casado, así que sacudió la cabeza con incredulidad. Era innegable que lo había escuchado decir, "de acuerdo, es un trato", con su profunda voz.

'¿Está dispuesto a permanecer casado con tal de mantener esa propiedad? No es posible que el CEO de una corporación necesite tanto de ella'.

"¡Nunca pensé que fueras tan mezquino!". Incapaz de pensar en otras palabras para usar como réplica, Jana apretó los dientes y abandonó la habitación.

Cuando Zed oyó que la puerta se cerraba, abrió los ojos y una leve sonrisa se dibujó en sus labios.

No estaba siendo mezquino, de lo más profundo de su corazón, simplemente no estaba dispuesto a permitir que su padre se aprovechara de ella.

Una vez en la sala de estar, Jana empezó a caminar de un lado para otro mientras se mordisqueaba las uñas. Había intentado todo lo que se le había ocurrido, desde la seducción hasta las amenazas, sin embargo, él se había mantenido impasible. Era como si fuera inmune a todo, tanto bueno como malo. ¡Incluso se había dejado usar por él! ¿Y todo para qué?

No sólo no había logrado convencerlo de que le cediera esa propiedad a su padre, sino que tampoco podía divorciarse.

"No, debe estar bromeando. ¿Por qué no querría el divorcio? Si aún tiene la intención de cumplir con el acuerdo, me llevará a la Oficina de Asuntos Civiles mañana por la mañana. Tal vez entonces pueda negociar con él". Con la barbilla apoyada en su mano, ella estaba considerando las opciones que tenía. Agotada por toda esa agitación emocional, se recostó en silencio en el sofá y pasó el día viendo televisión en la sala de estar, pero no le prestó atención a lo que estaba viendo. Pasó el tiempo pensando en qué estrategia usar contra Zed Qi.

Cuando el sol se puso, él se despertó. ¡Había dormido casi todo el día! Al oír el sonido de la ducha, Jana Wen se coló en el dormitorio y, aunque molesta, hizo el esfuerzo de escogerle su ropa.

Estaba convencida de que tenía que seguirle el juego a ese odioso hombre para obtener lo que su padre quería.

La puerta del baño se abrió y él salió. Toalla en mano, se estaba secando el pelo que goteaba.

Los ojos de Jana se ensancharon cuando lo vio aparecer ante ella. No esperaba que saliera usando tan sólo una toalla, la cual había envuelto tan abajo alrededor de su cintura que ella podía ver mucho más allá de su six pack hasta el cinturón de Adonis. En fuerte contraste con su carácter, su físico era muy atractivo.

"¿Qué estás haciendo ahí parada?", preguntó él con una voz indiferente antes de ponerse sobre sus hombros la toalla que sostenía en sus manos.

"Cierto, tu ropa...", su frío comentario la hizo volver a la realidad. Ella bajó la cabeza mientras le entregaba la ropa que le había escogido, y él, sin más ni más, se despojó de la toalla y comenzó a vestirse delante de ella.

"¡Ah! ¡Eres un idiota!", dijo ella volviendo la cabeza, aunque ya era tarde.

Avergonzada y confundida, tiró con molestia la camisa que aún sostenía antes de salir corriendo de la habitación.

Él sonrió y terminó de vestirse antes de ver la hora en su teléfono. Frunció el ceño cuando se dio cuenta de lo tarde que era, pues no pensó que hubiera dormido tanto tiempo.

Corbata en mano, se dirigió a la sala de estar. Cuando vio a Jana, le dio la corbata y le ordenó: "Ayúdame a ponérmela".

Ella aún estaba ruborizada y lo maldijo en secreto. Definitivamente tenía ganas de matarlo, sin embargo, tenía que mantener la calma y aparentar amabilidad, así que le sonrió mientras tomaba la corbata.

Poniéndose de puntitas, la pasó alrededor de su cuello. Si alguien los viera de lejos, pensaría que eran una pareja cercana y muy enamorada.

Mirándola, notó sus pestañas temblorosas, y luego sonrió mientras ella fruncía el ceño por la concentración. Con las mejillas teñidas de rosa y los labios apretados, se veía muy linda.

Aunque parecía indiferente hacia ella, Zed la encontraba sumamente atractiva.

"Te estás sonrojando. ¿Te da timidez?", le preguntó.

"¡No!", respondió ella rápidamente, pero sus manos temblorosas la delataban. Apretó los labios con más fuerza intentando controlar sus emociones.

Jana frunció el ceño y tiró con fuerza de la corbata.

"¡Ay! ¿Estás tratando de asesinar a tu marido?". Zed tomó la corbata con una mano y pasó la otra alrededor de la cintura de Jana, y después la atrajo hacia él.

Ella entró en pánico e intentó alejarlo, pero él era demasiado fuerte, así que forcejeó a medida que él eliminaba la distancia que había entre ellos.

"Quiero que me acompañes a un evento esta noche y si eres buena conmigo, consideraré cederle la propiedad a tu padre". Su voz ronca la confundió, pues normalmente él era muy frío con ella.

Ella asintió y se fue con él sin preguntarle a dónde iban.

En el camino, Jana pensó en lo que le había dicho:

"Si eres buena conmigo, consideraré cederle la propiedad a tu padre".

"¿Querrá usarme para entretener a sus socios comerciales y así ayudarlo a asegurar el proyecto? Si lo hago, quizá mi padre por fin obtenga lo que desea... ...", murmuró para sí misma mientras trataba de entender por qué había cambiado de opinión tan repentinamente.

Hasta antes de ese momento, se había mostrado inflexible en lo que concernía a esa propiedad. Ni siquiera la había dejado hablar cuando ella tocaba el tema, pero ahora le estaba haciendo una oferta.

'No, no creo que sea tan sencillo', pensó mientras lo observaba con la esperanza de obtener alguna clave basándose en su expresión. Su rostro era firme y anguloso, parecía una escultura. Sus ojos color marrón le añadían una suavidad a sus rasgos que Jana encontraba muy atractiva. Sin embargo, a pesar de su encanto exterior, no sabía cómo lidiar con su temperamento.

"Hemos llegado, Sr. Qi", dijo el chófer.

Jana echó una mirada al exterior cuando el auto se detuvo en un club de alto perfil iluminado con luces de neón. De repente, vaciló acerca de la propuesta de su marido.

"Baja del auto", dijo él al tiempo que hacía lo propio. Aunque su tono era frío, le abrió la puerta como todo un caballero.

"Sostén mi brazo", le susurró al oído.

Ella obedeció, ya que tenía que portarse bien. Después de todas las triquiñuelas que había intentado para hacerse de esa propiedad, beber con sus socios sería lo menos terrible.

Después de entrar en el club, un asistente los llevó a una habitación privada. Jana miró a su alrededor y descubrió que en el centro de la habitación había una mesa decorada con un pastel de siete niveles. Aunque la habitación era bastante grande, parecía estar abarrotada. Alguien tocaba el piano. Ella sonrió y se balanceó un poco al darse cuenta de que la pieza musical era su canción favorita.

"¡El Sr. Qi ya está aquí!", gritó alguien entre la multitud y la música se detuvo. Una mujer con un vestido largo y escotado de color blanco se dirigió hacia Zed. Jana la reconoció, era Eva Xu, y era quien había estado tocando el piano cuando entraron. ¿Acaso era su fiesta?

"Por fin llegas, Zed", lo saludó dulcemente antes de darse cuenta de que Jana Wen estaba de pie junto a él. La sonrisa de la mujer se congeló, y con el ceño fruncido preguntó: "¿Quién es ella?".

"Mi esposa, Jana Wen". Aunque él había hablado en un susurro, la habitación completa se quedó en silencio, como si todos los asistentes a la fiesta lo hubieran escuchado y no pudieran creer lo que había dicho.

Capítulo 3 Vayamos a casa, mi querida esposa

"Te presento a Eva Xu". Zed se giró para mirar a Jana cariñosamente mientras le presentaba a Eva.

Una vez superada la sorpresa inicial y después de que la curiosidad de la gente estuvo satisfecha, los invitados continuaron hablando y brindando entre ellos. Un músico comenzó a tocar una melodiosa canción en su violín. Poco a poco, la tensa atmósfera en la fiesta se disipó.

Eva, sin embargo, todavía estaba disgustada, y levantó una ceja mientras estudiaba a la esposa de Zed. Jana iba vestida con una simple camiseta blanca y un par de jeans desgastados. Su rostro infantil estaba libre de maquillaje y llevaba el cabello arreglado de manera casual. Para Eva, parecía más una inmadura estudiante de secundaria que la esposa de un CEO.

Ella ya sabía que Zed se había casado como parte de un acuerdo comercial, y esta era la primera vez que coincidía con la Sra. Qi, la cual no le había causado una buena impresión. La desechó como alguien que no era digna de su tiempo ni de su atención, así que se volvió hacia el hombre.

"Zed, llegas tarde. Los otros invitados que llegaron tarde tuvieron que tomarse tres copas de vino como castigo. ¡Será mejor que bebas un poco también y les des alcance!", dijo sonriendo de manera seductora y señalando el vino en una mesa cercana.

"No hay problema". Zed llevó a Jana al sofá más cercano antes de aceptar la sugerencia de Eva de beber un poco de vino.

Desde ahí, sentada sola en el sofá, ella observó a su esposo mientras bebía y hablaba con varias personas. La animada escena presentaba un sorprendente contraste con la soledad que sentía.

'¿Quién es esa mujer que estaba tratando de complacer a Zed hace un momento? ¿Será que tienen una relación íntima?', se preguntó.

Tan pronto como Zed bebió dos copas de vino, Eva se le acercó y suavemente le limpió la boca con una toalla de papel. Cuando él se levantó por otra copa, ella lo detuvo de inmediato.

"Te das cuenta de que estaba bromeando, ¿verdad? Sé que llegaste tarde, pero no tienes que beber tres copas de vino sólo porque te lo pedí", dijo coqueta.

"Eva, ¿tanta es la debilidad que tienes por Zed? ¿Acaso para ti es más especial que tus amigos? A los otros invitados que llegaron tarde se les pidió que bebieran tres copas de vino, así que, ¿por qué Zed sólo tendría que beber dos? ¿Es que te preocupas tanto por él?", se burló uno de los invitados.

"¡Sí, tiene razón!", dijo otro invitado. "¡Bebe, bebe, bebe!", comenzaron a gritar aquellos que los rodeaban. Dado que beber tres copas de vino no representaba un desafío para Zed, él sonrió y levantó su copa, pero Eva se adelantó rápidamente y lo tomó por la muñeca para después, de manera casual, atraer su mano hacia ella. Levantando una ceja, le dirigió una sonrisa seductora antes de beberse el contenido de la copa.

Él le frunció el ceño. No era la primera vez que participaba en un juego como ese y Eva sabía que tres copas era algo que podía manejar perfectamente. '¿Qué está tratando de hacer?', él se preguntó. Ahora que ella lo había ayudado a terminar, bajó la copa.

"¡Guau! ¡Guauuuuu! ¡Nos ha sorprendido bastante ver su demostración pública de afecto! Hacían una hermosa pareja cuando salían, y obviamente aún se gustan. ¿Por qué no reinician su relación?", sugirió la mejor amiga de Eva, Sue, quien estaba de pie junto a ellos.

"Ejem, Sue, no digas tonterías. Zed ya está casado. Su esposa está presente esta noche...", dijo Eva bajando la cabeza y aferrándose al brazo del hombre de al lado. Al parecer se sentía un poco agraviada.

Aunque acababa de decirle a Sue que él estaba casado, eso no era impedimento para que se le acercara cada vez más. Jana los observaba en silencio. En su opinión, la actuación que estaban representando frente a ella semejaba un drama anticuado. No le había sido difícil adivinar que Eva era la ex novia de Zed.

"Los obligaron a casarse como parte de un acuerdo comercial. Este tipo de matrimonios nominales son muy comunes en nuestro ambiente, pero le resultaría muy fácil a Zed divorciarse de esa mujer. Después de todo, ella no le gusta y ustedes se aman de verdad. Deberían estar juntos", seguía animándolos Sue. Eva le había pedido con antelación que así lo hiciera. De este modo, Sue aprovechaba cada oportunidad que se le presentaba para hacerles esa sugerencia.

"Sue, no digas tonterías, o harás que me moleste", dijo Eva golpeando el piso con su pie y mirando fijamente a Sue para enfatizar juguetónamente su ira. Inmediatamente después le lanzó una mirada a Zed para observar su expresión, queriendo ver si su reacción le daba alguna pista sobre dónde estaba parada en términos de su relación con él. Ella deseaba que Zed también quisiera volver con ella.

Como Jana estaba sentada cerca de ellos, pudo escuchar la conversación con toda claridad. Se sentía tan avergonzada que deseaba que se la tragara la tierra.

Estaba muy consciente de las condiciones de su matrimonio con Zed, y también sabía que dicho matrimonio podía terminarse fácilmente si él así lo deseaba. Aunque esa era una verdad muy simple, escucharla de boca de extraños en una fiesta la lastimaba sobremanera.

"Bueno, ahora hablemos en serio", dijo Zed antes de hacer una pausa. Luego miró rápidamente a Jana antes de continuar, "Lo siento, olvidé traerte un regalo por las prisas. Dime qué quieres que te compre para compensarte. Tengo cosas que hacer, así que me tengo que ir".

"¡Zed!", exclamó Eva con asombro, "Llegas tarde, ¿y ahora te vas tan temprano?". Ella lo miró con lástima mientras se aferraba a su brazo.

Zed asintió antes de liberarse de sus manos.

Jana estaba confundida por lo que estaba viendo, pues no tenía la más mínima idea de la razón por la que había decidido llevarla a ese lugar. ¿Acaso la estaba usando para molestar a su ex novia?

"¿Podemos hablar en privado, por favor, Zed?", le dijo Eva con ternura tratando de reprimir su indignación Echando una mirada a su alrededor para asegurarse de que nadie los hubiera notado, lo tomó de la mano y lo llevó fuera de la habitación.

Aunque ellos se habían ido, la atmósfera del lugar no cambió. Todos, salvo Jana, disfrutaban del momento cantando, bailando y bebiendo. Sin haberse movido del sofá en todo ese tiempo, Jana se sentía un poco tonta.

Sue se le acercó llevando una copa de champán en la mano y la miró con desdén, "Realmente te compadezco por estar en un matrimonio nominal, pero creo que podrías librarte de ello rápidamente. Probablemente es lo mejor que puedes hacer, ya que Zed y Eva van a volver".

Jana sonrió ante esas palabras. No iba a caer en su juego, así que se quedó callada y sacudió la cabeza.

A pesar de que ella y Zed no llevaban mucho tiempo juntos, lo conocía lo suficiente para darse cuenta de sus sentimientos por Eva. A juzgar por su actitud, se había dado cuenta de que él no planeaba revivir su relación con ella.

"¿Acaso no me crees?", continuó Sue, y agregó sonriente, "¡Puedes salir y verlo por ti misma si dudas de mis palabras!". Estaba molesta por la actitud desdeñosa de Jana, por lo que la instó a confirmar la relación entre Zed y su amiga personalmente.

"¡Muy bien!", dijo Jana mientras se levantaba. Empezaba a sentirse aburrida en esa habitación. Todo, la gente extraña, el ruido, el que la trataran sin respeto ni cortesía, había sido demasiado para ella, así que aprovechó esa invitación para salir a respirar aire fresco y al mismo tiempo satisfacer su curiosidad.

Sue fue tras ella.

"Zed, el único regalo que quiero eres tú. ¿Crees que podamos volver?". Afuera, Eva tenía envuelto a Zed en un abrazo íntimo. Su cara estaba recargada contra su pecho, y le decía aquello de la manera más humilde.

Jana había salido de la habitación justo a tiempo para presenciar esa escena. Aunque sabía lo que Eva y Sue se proponían, no esperaba verlo a él así, por lo que inhaló bruscamente y dio un paso atrás. Un instante después, escuchó a Sue gritar:

"¡Ay! ¡Me pisaste el pie!", y como una reacción instintiva, Sue la empujó. Como había usado toda su fuerza, Jana se tambaleó hacia adelante y estuvo a punto de caer al suelo.

Entonces se produjo un incómodo silencio. Eva estaba molesta con la interrupción, Zed estaba avergonzado por haber sido descubierto, Jana estaba mortificada con lo que había visto, y Sue estaba molesta por haber arruinado los planes de Eva.

Sin embargo, cuando Sue vio que ellos estaban fundidos en un íntimo abrazo, alzó las cejas con aire complaciente

Jana, por el contrario, volvió a desear que se la tragara la tierra. No sabía si había tomado a la ligera la relación entre Zed y Eva. Por lo que había visto dentro, él había mostrado total indiferencia ante los acercamientos afectuosos de ella, pero al verlos ahora, no entendía por qué Zed había cambiado de actitud tan rápidamente. Aunque sabía que su matrimonio era nominal y que ellos dos aún tenían problemas, eso no aliviaba la incomodidad que sentía, así que comenzó a preguntarse si él la había llevado allí deliberadamente para poner celosa a Eva.

Al darse cuenta de que estaba siendo usada como un catalizador para la relación entre ellos dos, la ira creció en su interior, de modo que apretó los puños y decidió devolver el golpe.

Con una sonrisa brillante y mostrando gran entusiasmo, se les acercó y, mirando a Zed con afecto y fingido amor, dijo, "Mi querido esposo... Estoy cansada. ¿Nos vamos a casa?".

Eva se sintió herida cuando Jana se refirió a él como su querido esposo, y se angustió aún más cuando él la alejó gentilmente. Sin embargo, dado que no estaban solos y tenía que mantener las apariencias, tenía que manejar la situación con calma.

"Mi querido esposo", continuó Jana mientras le sonreía a Eva, "Aunque veas a una hermosa flor a la orilla del camino, no es necesario que la recojas en mi presencia. Necesito que me des mi lugar", luego se le acercó y lo tomó del brazo con afecto. En lugar de dejar ver su inconformidad, había decidido hablarle en un tono causal.

Tenía decidido aprovechar esa situación para enfrentar el destino incierto de su matrimonio. Si Zed se atrevía a mostrar su enojo hacia ella y a golpearla, ella usaría el video de vigilancia de esa área para probar su infidelidad. Con el video como apoyo, confiaba en poder forzarlo a que le cediera la propiedad.

"Eva y Zed son pareja. ¿Cómo te atreves tú, una esposa nominal, a decir que ella es una flor a la orilla del camino?".

Aunque Eva estaba de muy mal humor, fingía ser elegante y encantadora frente al hombre a quien amaba, pero Sue, por otro lado, no tenía razón para mostrarse educada, y le habló a Jana en un tono amargo.

"¿Quién dice que nuestro matrimonio es falso? ¿Acaso instalaron cámaras de vigilancia en nuestra casa y han espiado nuestra vida nocturna?", continuó Jana, instigando a Sue a enfrascarse en una discusión verbal.

Jana había fingido ser obediente y amable delante de Zed durante todo ese periodo, pero no estaba dispuesta a tolerarlo y complacerlo por más tiempo. Si pudiera arreglárselas para irritarlo, le resultaría más fácil lograr sus planes. ¡Necesitaba la propiedad y el divorcio!

"Zed, ¿no es cierto que te casaste para obtener un beneficio comercial?". Al escuchar el argumento de Jana y ver su expresión de confianza, el rostro de Eva se había oscurecido, y no pudo evitar hacer esa pregunta

Sue, asombrada, se quedó boquiabierta.

De repente, Zed pasó su brazo alrededor del hombro de Jana y la miró, disculpándose, "Mi querida esposa, cometí un error".

Las tres mujeres estaban sorprendidas después de escuchar sus disculpas. En cuanto a Jana, lo miró temerosa al darse cuenta de que había sido muy ingenua al pensar que iba a obtener lo que quería con tanta facilidad.

Capítulo 4 Vamos a divorciarnos

Pero eso sólo demostraba que le tenía miedo a su esposa y que sería capaz de arrodillarse para satisfacerla.

Era difícil imaginar al Sr. Qi disculpándose por cualquier cosa.

Corría el rumor de que nunca se había disculpado por nada. Incluso si había cometido un error, él preferiría arreglar la situación antes que admitirlo.

"Cariño, vamos a casa", dijo Zed mientras levantaba a Jana en sus brazos para luego darse la vuelta y salir del club.

"Zed, tú no puedes...", Sue intentó impedir que él se fuera, pero Eva la interrumpió antes de que pudiera terminar su oración.

"¿No crees que ya fue suficiente humillación?", estaba furiosa, y le lanzó una feroz mirada a su amiga.

"Pero el vino que acaba de beber", Sue estaba ansiosa de que alguien la escuchara, pero Eva le cubrió la boca con la mano y levantó una ceja como señal de advertencia. Sin otra alternativa, Sue observó silenciosamente como se marchaban.

De vuelta en la villa, Zed volvió a su habitual actitud indiferente. Aflojándose la corbata, tomó una botella de agua helada y se dirigió al balcón.

Jana se paró junto a la ventana y lo observó en silencio. Parecía estar absorto en sus pensamientos, además de que se veía bastante molesto.

'¿Es posible que todavía ame a Eva? Si es así, entonces lo que hice fue verdaderamente terrible', Jana se sentía muy ansiosa por los eventos de esa noche. Mordiéndose las uñas, trataba de adivinar qué sucedía entre Zed y Eva. Levantó una ceja cuando notó que él ya se había bebido toda la botella de agua helada. '¿Estará tratando de calmarse con el agua fría?', pensó.

'¡Espera un minuto! ¿Querrá matarme? ¡No puede culparme por eso! Es su culpa que no me haya puesto sobre aviso'. Al bajar la mirada, se dio cuenta de que había estado agarrando las cortinas con tanta fuerza que sus uñas casi habían roto la tela. Después de la noche que acababan de tener, y teniendo en cuenta su incertidumbre acerca de los sentimientos de Zed por Eva, ella dudaba si debía mencionarle el tema de la propiedad.

Perdida en sus pensamientos, no se había dado cuenta de que Zed ya había entrado en la habitación, y cuando finalmente percibió ese detalle, aspiró profundamente y esperó a que él dijera algo, pero al no haber más que silencio, lo miró lentamente. Él estaba un poco borracho y sus ojos reflejaban una emoción con la que no estaba familiarizada.

Al tenerlo muy cerca, Jana podía oler el alcohol en su aliento. El olor no era tan desagradable, ya que estaba mezclado con la loción para después de afeitar que él usaba. Cuando miró el rostro de Zed, se dio cuenta de que sus ojos estaban desenfocados. '¿Habrá bebido demasiado?', pensó sorprendida, y aunque sabía que no debía, de todos modos preguntó: "Sr. Qi, ¿quedaste satisfecho con mi actuación de esta noche? ¿Y crees que ese terreno podría...? Mmm...".

De repente, Zed trastabilló hacia el frente. Su amplia palma fue a dar a la boca de Jana y ella ya no pudo completar su oración, y en cambio, frunció el ceño por un gran dolor.

"Zed Qi, ¿qué estás haciendo? No, no puedes hacer eso...".

Al día siguiente

El cálido sol salpicaba el suelo con los rayos que lograban colarse entre las nubes que flotaban perezosamente en el cielo. Era mediodía cuando Jana se despertó. Al ver unos documentos en la mesita de noche, estiró la mano y los tomó.

Las palabras, 'Contrato de Transferencia de Tierras', estaban impresas en la portada en caracteres grandes y de color negro. Se suponía que debía estar encantada por haberlo convencido de que le cediera la propiedad a su padre, pero no era así.

Ella frunció el ceño y se dio una ducha rápida antes de volver a la habitación para vestirse. Preparándose para su visita a la casa Wen, se envolvió una bufanda de seda alrededor del cuello para cubrir los chupetones de color carmín.

El padre de Jana estaba bastante complacido al ver el contrato. No dejaba de referirse a ella como "Mi buena chica", y elogió sus esfuerzos. Eso era lo mejor que había hecho ella en mucho tiempo.

"Padre, ¿me puedes dar el Folleto de Registro de Residencia ahora, por favor?". Jana se sentía optimista. Ya había adquirido el contrato según los deseos de su padre, y ese mismo día también daría comienzo el proceso de divorcio. El Folleto de Registro de Residencia era el último documento que necesitaba para poner fin a ese matrimonio nominal.

"¿Zed te lo pidió?", la cuestionó el Sr. Wen. Parecía no estar dispuesto a que su hija finalizara ese matrimonio tan rápido.

Zed se había portado como un animal la noche anterior, pues ni siquiera le había dado la oportunidad de respirar sino hasta que se encontró totalmente saciado de ella. Cuando despertó, no lo vio por ninguna parte, y ni siquiera notó en qué momento se había marchado. Eso no la sorprendía, ya que nunca había habido mucha comunicación entre los dos, pero de alguna manera esperaba poder hablar con él, pues estaba más decidida que nunca a terminar ese arreglo. Ella temía que su padre la obligara a quedarse con Zed, lo que le permitiría al Sr. Wen manipularlo usándola a ella como carnada una y otra vez. ¡Si ese era el caso, se encontraría perdida!

De modo que, antes de hablar, hizo un gesto de asentimiento, "Sí, él me está esperando en la Oficina de Asuntos Civiles, así que apúrate. Me temo que si se molesta, podría cancelar ese contrato".

"Voy a buscarlo", después de escucharla, el Sr. Wen se levantó y corrió a su habitación.

Jana se sintió secretamente aliviada. Después de obtener el Folleto de Registro de Residencia, llamó un taxi para dirigirse a la Oficina de Asuntos Civiles. Cuando el taxi se alejó de la casa Wen, le envió un mensaje a Zed.

"Nos vemos en la Oficina".

Pasó toda la tarde, pero él nunca apareció. Ella estuvo esperando en los escalones de la Oficina con el Folleto apretado con fuerza entre sus manos. ¡La mañana había empezado tan bien! Su padre ya tenía el contrato que tanto quería, y ella tenía el Folleto en su poder. Ahora, todo lo que necesitaba era que Zed apareciera y la liberara de esa farsa de matrimonio, pero él no apareció y su teléfono sonaba ocupado cada vez que lo intentaba llamar. Cuando el sol de la tarde ya se había puesto y todos los funcionarios habían salido, finalmente se resignó a aceptar que no se divorciaría.

Jana se sentó a esperarlo en el sofá. Su humor era sombrío. Ahora que había adquirido el contrato, no era necesario que esa farsa continuara. No podía imaginarse teniendo que verle la cara todos los días al Sr. Qi, pues eso tarde o temprano la volvería loca. ¡Tenía que divorciarse de él!

Esperó hasta la medianoche, pero Zed no se presentó. Su ira fue mermando poco a poco, y sus ojos cansados no pudieron permanecer abiertos.

Un rato después, un auto se detuvo en el camino de entrada. Después de estacionarse, Zed se quedó mirando fijamente el volante. Numerosos pensamientos pasaban por su mente. Después de un rato, por fin suspiró y abrió la puerta del coche. Unos minutos más tarde, entró en la casa y caminó hacia el sofá, donde vio a la mujer acurrucada ahí como un gatito.

"Zed, ¿por qué no te presentaste en la Oficina el día de hoy?", preguntó Jana bostezando. Al escucharlo entrar a la casa, se había despertado, sin embargo, estaba tan cansada que sus ojos se negaban a permanecer abiertos.

"Estuve ocupado". El hombre era tan reservado que sus respuestas eran breves y concisas.

"Bien, ¿estarás libre mañana? Tenemos que arreglar el asunto del divorcio", dijo ella frotándose los ojos para ahuyentar el sueño. Después, posó su mirada en la gran roca silenciosa e infranqueable que tenía frente a ella.

Él no respondió. En cambio, se agachó y la levantó en sus brazos antes de dirigirse a la habitación, donde la colocó suavemente sobre la cama y la cubrió con una suave manta. La cama y la manta le resultaron tan reconfortantes, que Jana cerró los ojos y se quedó dormida al instante.

Cuando Zed notó el Folleto de Registro de Residencia en sus manos, frunció el ceño antes de quitárselo suavemente y guardarlo en su caja fuerte.

Al día siguiente, cuando Jana despertó, fue presa del pánico, pues el paradero del Folleto era en lo único en lo que podía pensar. ¿Dónde lo había guardado? Podía jurar que lo tenía consigo cuando Zed la llevó a la habitación. Ansiosa, lo buscó en toda la villa, pero no pudo encontrarlo. Como de costumbre, Zed ya se había ido a trabajar y no podía preguntarle nada. Estaba loca de preocupación.

'Espera. Hay que pensar detenidamente. ¿Dónde lo puse anoche?', y se obligó a repasar los pasos de la noche anterior. Su rostro palideció cuando se dio cuenta de que no tenía ningún recuerdo de dónde había colocado el Folleto. ¿Y ahora cómo iba a divorciarse sin él?

Además, si su padre se enteraba de que lo había perdido, se pondría furioso.

De repente, notó la cámara en el rincón más alejado de la habitación. Jana se había burlado de Zed por estar paranoico cuando supo que había instalado cámaras en todas las habitaciones, pero ahora, su corazón se llenó de esperanza.

Fue y encendió la computadora personal de Zed con la intención de revisar el video de vigilancia de la noche anterior, pero se sintió decepcionada al descubrir que la computadora estaba protegida por una contraseña.

Sin otra alternativa, no le quedaba más que llamarlo.

"Zed, ¿cuál es la contraseña de tu computadora?".

"¿Para qué la necesitas?".

"No puedo encontrar el Folleto de Registro de Residencia. Necesito ver los videos de vigilancia para ver dónde lo puse anoche".

"No recuerdo la contraseña".

"¿Qué? ¡Qué no la recuerdas! ¿Cómo no puedes recordar la contraseña de tu propia computadora? ¿Me estás tomando el pelo? Espera. ¡¿Acaso escondiste mi Folleto de Registro de Residencia?!". Jana estaba tan enojada que le lanzó varias preguntas sin darle tiempo para responder ninguna.

"¿Y qué si lo hice?", su voz era tranquila e indiferente.

Jana no lo podía creer, "¿Qué? ¿Por qué escondiste mi Folleto? ¿Acaso no te quieres divorciar?".

No podía entender que él ocultara ese Folleto.

"No".

Capítulo 5 ¿Está buscándose un novio

"¿Qué?", Jana no podía creer lo que Zed acababa de decir. Estaba completamente aturdida.

'Él... ¿No me dará el divorcio?'.

"Tú... ¡No puedes retractarte tan fácilmente! Estuviste de acuerdo con divorciarte, además de que...", hablaba con frases rotas. La respuesta de Zed había sido tan inesperada que su mente se volviera en un caos. La ansiedad la había inundado, y descubrió que no podía hilar sus pensamientos con claridad.

En respuesta a su ansiedad, él sonrió maliciosamente y respondió: "Debo hacerme responsable de ti".

Frustrada, Jana levantó las manos en el aire y las sacudió violentamente mientras hablaba, "No, no tienes que hacerlo. ¡Puedo hacerme cargo de mí misma!".

"Pero yo no me siento bien con eso". Mientras tanto, él encendió su computadora y la cámara 'en vivo' que tenía instalada en su casa, luego seleccionó el cuadro de la sala de estar. Frunció el ceño cuando vio a Jana paseándose frente al sofá. Se mordía las uñas y parecía preocupada.

"De hecho, yo soy muy abierta de mente. En cuanto a ti, no creo que seas un nerd con la mente nublada, ¿verdad? La sociedad ya no es tan conservadora. Hoy en día, es común que las personas hagan el amor consensualmente sin tener en cuenta formalidades como el matrimonio. Entonces, Zed, completemos el proceso de divorcio, pues así ninguno de los dos se verá limitado. Es una situación perfecta donde ambos salimos ganando".

'¿Limitado?', El hombre frunció el ceño. Su descuidada elección de palabras y la forma en que había descrito su arreglo encendió la furia dentro de él. Aunque trató de controlar sus emociones cuando habló, se podían sentir rastros de su ira, "Desafortunadamente, en verdad soy un tipo con la mente nublada, Sra. Qi. Por favor ten lista la cena. Volveré pronto".

Bip, bip, bip...

El sonido de la llamada desconectándose dejó a Jana muy confundida y bajó la vista hacia el teléfono.

'¿Qué demonios estás planeando, Zed? ¿Sigues bromeando sobre el divorcio?'. Furiosa e indefensa, necesitaba descargar su ira, así que agarró el cojín del sofá más cercano y golpeó repetidamente la pared con él.

'Espera, debería calmarme y pensarlo cuidadosamente. ¿Qué demonios está tratando de hacer este imbécil? ¿Estará pensando que obtuve la tierra con demasiada facilidad y, por lo tanto, estará tratando de ponerse a mano por todos los medios posibles?', continuó caminando por la sala mientras murmuraba para sí misma.

'Zed es un demonio de rostro frío. ¡Es imposible adivinar lo que está pensando! Lo único que puedo hacer ahora es seguirle el juego hasta que firme los papeles del divorcio por su propia voluntad'.

Habiendo decidido cuáles serían sus siguientes acciones, se dirigió rápidamente a la cocina, donde preparó laboriosamente cinco platos con carne y verduras, además de una olla de sopa.

Se sentía cómoda en la cocina. Era el lugar en el que había pasado la mayor parte de su infancia y adolescencia. Todo comenzó cuando tenía unos cuatro años. Poco después de que sus padres se divorciaron, su padre se casó con Joy Yi. Un año más tarde, Joy dio a luz a un par de bebés, lo que llenó de felicidad a su padre. Sin embargo, para Jana, los dos bebés recién nacidos significaron responsabilidades adicionales y más tareas domésticas. Desde entonces, fue tratada como una trabajadora doméstica. Al cumplir 15 años, sus tareas habían pasado de limpiar y picar las verduras a preparar las comidas completas.

Los desafíos que enfrentó en sus primeros años continuaron en su vida universitaria. Cuando se acercaba a su graduación, soñaba con irse de casa y encontrar un trabajo lejos de su familia. ¡Incluso trató con vehemencia de buscar oportunidades de trabajo en diferentes ciudades! Pero las cosas no salieron según lo planeado, ya que su padre arregló inesperadamente su matrimonio con Zed Qi, por lo que nunca logró revertir su situación. Simplemente había dejado a un hombre malo y controlador por otro igual.

Zed entró por la puerta justo cuando su mujer ponía la olla de sopa sobre la mesa. Esto la tomó por sorpresa, pues era como si él hubiera programado su llegada justo para esa comida. Sentada a la mesa, Jana descubrió que había perdido el apetito. Después de escoger su comida descuidadamente, se sentó con los palillos suspendidos en la mano. Su mente estaba ocupada con pensamientos sobre el divorcio. ¿Cómo forzaría a Zed a cumplir sus acuerdos anteriores? Lo miró varias veces, y parecía que estaba a punto de pedirle algo.

"Hmmm... Zed, sobre el Folleto de Registro de Residencia, ¿me lo puedes devolver?".

Como nadie había hablado desde que él llegara, esa pregunta rompió el silencio en la mesa del comedor, y Jana no pudo evitar tocar el fondo del tazón con sus palillos. Estaba tan nerviosa y sus movimientos eran tan descoordinados que parecía que iba a romper el cuenco.

"No se debe hablar mientras se come", respondió él secamente antes de seguir comiendo. Ella frunció el ceño y estudió a su marido. Al parecer estaba hambriento, a juzgar por la velocidad a la que engullía su comida.

Resignada, suspiró. No tenía sentido discutir con él, así que, tragándose su ira, asintió antes de continuar con su comida.

Zed probó todos los platillos que ella había preparado. Le gustó tanto la sopa que se sirvió dos raciones.

"Ya que sólo somos dos, puedes hacer una comida más sencilla en el futuro. Todos estos platillos son demasiado para nosotros", comentó después de terminar su comida.

'¿En el futuro? ¿Está realmente decidido a no divorciarse? ¿Cómo se atreve a utilizar la palabra futuro?'. Jana ya no soportaba sus juegos, de modo que levantó la voz, "¿Qué quieres decir, Zed? Tenemos acordado un divorcio y no te puedes retractar. No tienes derecho a arruinar mi futuro. Estoy ansiosa por salir de esta situación y encontrar un verdadero novio...", mientras hablaba, ella lo había tomado del brazo. Estaba tan abrumada con la idea de pasar el resto de su vida con ese hombre sin corazón que estaba a punto de echarse a llorar.

"¿Un verdadero novio?". '¡En realidad está considerando buscarse un nuevo novio! Debe pensar que ya no tengo manera de hacerla sufrir más, y el abandono con el que lo dice es la prueba'.

Él se sacudió las manos de ella con brusquedad y con demasiada fuerza, y como resultado, Jana perdió el equilibrio. Ella vaciló al borde de su silla y por una fracción de segundo, Zed pensó que caería, así que sin pensarlo, se estiró y la sostuvo hasta que estuvo segura. Aunque estaba enojado, se preocupaba por ella y no la soltó hasta que estuvo seguro de que estaba a salvo.

Zed entrecerró los ojos y los posó sobre ella. Al establecer contacto visual con él, notó la fuerte advertencia que representaba esa mirada. Después él dijo: "Eres una mujer casada. Si me engañas, eso me convertiría en un cornudo. No soportaré algo así. ¡Si algo así sucede, te juro que estarás condenada!".

Jana se estremeció ante esa amenaza, sin embargo, pronto recuperó el control sobre sí misma. Aclarando su mente, enderezó su cuerpo y habló con autoridad: "Si no quieres ser un cornudo, entonces divorciate de mí lo antes posible. ¡No puedo garantizarte fidelidad en una relación falsa!".

"¿Falsa? ¿Tienes alguna prueba de ello?", dijo él poniéndose en pie y acercándosele amenazadoramente. En unos segundos, su cara estuvo a la distancia de un dedo de la de ella.

No era necesario recordarle que se habían casado legalmente, que habían comparecido ante la autoridad correspondiente, y que habían completado todos los procedimientos requeridos para un matrimonio. Eso sin mencionar que ya habían consumado su matrimonio. No había manera de que ella pudiera afirmar que el suyo no era un matrimonio real.

"¿Por qué? ¿Por qué ya no quieres cumplir con nuestro acuerdo? ¿Por qué cambiaste de opinión tan repentinamente? No nos gustamos en absoluto, y tú no sientes nada por mí". Jana estaba desconcertada por las acciones de Zed. En todo ese tiempo, no había podido encontrar una explicación plausible del porqué él querría continuar con esa farsa. No había otra manera de obtener respuestas, más que preguntándole directamente, y así lo hizo. Había dejado escapar todas sus preguntas. Consciente de que él no tomaría muy bien ese comportamiento, se puso demasiado nerviosa y no osó mirarlo. Sabía que sus ojos serían tan profundos como el mar y tan oscuros como el cielo nocturno.

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